El planeador panista

Por : Gilberto LAVENANT

Hace unos días, concretamente el miércoles 11 de marzo del año en curso, supuestamente como parte de la presión, para respaldar exagerados requerimientos económicos, el periódico Frontera publicó en primera plana, como nota principal, una bajo el título : “Realiza Astiazarán obras mal planeadas”.

La nota en mención, insertada en la Página 6 de la primera sección, bajo el título : “Consideran que es por falta de capacidad de los funcionarios públicos o la falta de consenso en las obras”.

De manera específica hace referencia a las obras de la Calle Segunda, que excedieron el tiempo previsto inicialmente, el controvertido proyecto de la Ciclovía y la reconstrucción de la Rampa Aztecas, en la Delegación Centenario.

Sin intención de justificar los retrasos y las molestias ocasionadas por dichas obras, los problemas generados durante el desarrollo de las mismas, indican claramente que una cosa es diseñar las obras, y otra muy distinta su realización. Aquí sí que se aplica aquello de que “del dicho al hecho, hay mucho trecho”.

La realidad de las cosas, es que la ciudad de Tijuana, tiene un retraso urbanístico de varias decenas de años. Cuando se planea una obra, se incurre en el error de no considerar, que la infraestructura hidráulica y eléctrica, existente bajo la carpeta de asfalto, pavimento o concreto, es vieja y está sumamente deteriorada.

Cuando se habla de pavimentar o repavimentar una calle, y se marcan tiempos para eso, debe suponerse, preverse y considerarse, que no es tan simple como sustituir la vieja capa de rodamiento, por una nueva. Y que los tiempos se prolongarán, en tanto que los costos se incrementarán considerablemente, cuando observen que es ineludible cambiar líneas de drenaje, agua, teléfono, alumbrado público e incluso grandes volúmenes de materiales sumamente húmedos.

Lo más sencillo, y rápido, y por lo tanto con las menores molestias, es simplemente echar una capa de asfalto, luego de haber tapado con tierra los baches y hoyancos. Pero esto y tirar el dinero público al bote de la basura, es lo mismo.

Esto se observó en las obras de la Calle Segunda. Los tiempos y costos de las obras, se estropearon, cuando observaron que era necesario sustituir toda la infraestructura enterrada. La que no se ve.

Las obras se licitaron en diciembre del 2013, en un monto de 34 millones de pesos, aunque había recursos disponibles por 50 millones y se pretendía realizarlas en unos 8 meses. Muchos factores, no contemplados inicialmente, entre ellos, obras hidráulicas de la Cespt, incrementaron el costo a 52 millones y prolongaron los trabajos aproximadamente 12 meses.

Sin embargo, por cuanto hace a la presunta mala planeación de las obras de la Calle Segunda, así como las de la Ciclovía, son herencia del XX Ayuntamiento, que encabezó el alcalde priísta, Carlos Bustamante Anchondo, como las de la llamada Ruta Troncal. El XXI Ayuntamiento que encabeza el Dr. Jorge Astiazarán Orcí, solamente les dió seguimiento. De no utilizar los recursos programados, se corría el riesgo de perderlos.

En la planeación de tales obras, aparece un personaje, a quienes muchos identifican simplemente como “el planeador”. Es de filiación panista y actualmente es el titular de la Secretaría de Infraestructura y Desarrollo Urbano del Gobierno de Kiko Vega.

Su nombre, Manuel Guevara Morales, nativo de Mexicali, ingeniero civil, egresado de la UABC y, de acuerdo a su curriculum, inicia su carrera en la administración pública, en el XIV Ayuntamiento de Tijuana, encabezado por Héctor Osuna Jaime, en el que patrticipó, de 1994 a 1995, como Director de la Unidad Municipl de Urbanización.

Luego, de 1996 a 1998, durante la administración del gobernador panista, Héctor Terán Terán, se desempeñó como Subsecretario de Obras Públicas del Estado. Después, se integraría, del 2002 al 2004, como Secretario de Desarrollo Urbano del XVII Ayuntamiento de Tijuana, que encabezó el panista Jesús González Reyes.

En el 2007, apenas iniciada la administración del Alcalde panista, Jorge Ramos Hernández, este modificó el Reglamento de la Administración Pública Municipal, para designarlo Administrador de la Ciudad. Sin ser propiamente político, sino más bien tecnócrata. Era algo así como vice-alcalde.

Posteriormente, el priísta Carlos Bustamante Anchondo, lo rescata y lo designa director del Instituto Municipal de Planeación. Para que siguiera planeando. Ahí fue donde hizo el proyecto de la Ciclovía. Hasta que el 16 de abril del 2012, lo sustituye por Daniel Rubio Díaz de la Vega.

En el XXI Ayuntamiento, encabezado por Astiazarán Orcí, circunstancialmente, ante la necesidad de utilizar recursos federales disponibles, el titular del Implan, sacó del archivo el proyecto de la Ciclovía, elaborado por Guevara Morales, pero tronó, pues no se percató que lo que estaba asentado en papel, era totalmente inadecuado en la realidad.

Cabe hacer tales observaciones, para precisar, que las fallas en las mencionadas obras municipales, no fue precisamente por mala planeación de los funcionarios a cargo, sino por exceso de imaginación. Específicamente en el caso de Guevara Morales, hoy en día el máximo planeador en la entidad. Podría decirse, que es el diseñador de “Kikolandia”. Por eso resulta tan fantasiosa. Dicen que en sus ratos libres, hace avioncitos de papel y los echa a volar.
gil_lavenants@hotmail.com

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