Los prestidigitadores

Por : Gilberto LAVENANT

Tijuana BC 18 de febrero de 2016 (GT).- Hay individuos que “trabajan” en plena calle, a la luz del día. Usan un par de depósitos, boca abajo. En unos de ellos colocan una bolita y luego los mueven con agilidad, para finalmente preguntar al público : ¿dónde quedó la bolita?

Claro, aquel que desee participar, tratando de adivinar la ubicación de la bolita, tienen que arriesgar o pagar una determinada cantidad de dinero. Si le atinan, ganan dinero fácilmente. Si fallan, tienen que pagar. Y se quedan con las ganas.

A esos individuos, se les conoce como prestidigitadores. Son tan hábiles con las manos, que es difícil, casi imposible, adivinar en dónde quedó la bolita.

La prestidigitación, es una habilidad propia de los políticos. Agarran un tema, reconocen su existencia, lo manejan para un lado y para otro y al final, no se sabe “dónde queda la bolita”.

Dicen que para muestra, basta un botón.

Esta semana, Daniel de las Rosa Anaya, Secretario de Seguridad Pública del Estado, dijo, abiertamente, con cinismo, podría decirse, que las fallas en los procedimientos y rocesos, de las corporaciones policiacas, ha dado como resultado, que sean liberados delincuentes detenidos por drogas, contrabando y otros delitos.

Parece nuevo. Lleva más de ocho años en el cargo y aún no entiende, que en la mayoría de los casos, cuando los policías cometen fallas en la detención y papeleo de delincuentes, que luego dan lugar a su liberación, es porque hubo “arreglo” con los elementos, para ello.

Como si los bajacalifornianos fuesen ingenuos, por no decir que tontos, comentó que se han presentado algunas causas, que dizque son meros trámites, que les están solicitando en estos momentos, que antes no les solicitaban.

Refiere que esto se da, en los niveles de procuración de justicia. Que a ellos, como Secretaría de Seguridad Pública, solo les corresponde aplicar la ley y por lo tanto detener a los delincuentes.

Olvida que la institución a su cargo y la Procuraduría de Justicia, corresponden al área del Ejecutivo del Estado, o sea la del Gobernador. Debería ser relativamente sencillo, ponerse de acuerdo o coordinarse, para evitar las mentadas fallas.

Tal vez sea, porque estaban acostumbrados –o están- los llamados “pepos” a actuar arbitrariamente, olvidando o pasando por alto, los procedimientos elementales que exigen el debido proceso. Que por eso salen libres los delinduentes.

Cita, a manera de explicación, que ha habido resoluciones, que les advierten y observan, por ejemplo, que no pueden detener vehículos, simplemente porque les parecen sospechosos, aunque les hayan descubierto transportando drogas o armas.

Es un principio básico, establecido hace muchos años, en la procuración de justicia, el investigar para detener y no el detener para investigar. Por eso se incurre en abusos y arbitrariedades. A base de torturas, se les obliga a “cantar”. Dicho en otras palabras, a confesar delitos que posiblemente nunca cometieron.

Si a ese tipo de “fallas”, se refiere, De la Rosa Anaya, no tiene vergüenza.

La semana pasada, otro funcionario estatal, Nelson Iván Garza, Director de Averiguaciones Previas de la Procuraduría de Justicia, causó desconcierto entre los miembros del Grupo 21 de Tijuana, cuando reveló que en el Estado existe un rezago de más de 120 mil delitos, que están sin resolverse.

Que según el funcionario, eso se debe a la falta de personal.

Quien les entiende, uno trata de justificar la ineficiencia, en supuestas “fallas”. El otro, en la falta de personal. Lo cierto es que ambas dependencias corresponden al Ejecutivo Estatal y están fallando.

Si a eso le agregamos la ineficiencia de las corporaciones policiacas municipales, podemos entender el grado de violencia e inseguridad pública, prevaleciente en la entidad.

Solamente falta que los funcionarios, responsables de la seguridad pública de los bajacalifornianos, socarronamente pregunten : ¿en dónde quedó la bolita?

No les da pena, reconocer abiertamente sus incapacidades o deficiencias. De todos modos, sus respectivos jefes, sea el Gobernador Kiko Vega o los alcaldes, no les dicen nada y los toleran.

Ya no es necesario, tratar de transferir la responsabilidad a otras dependencias, o argumentar que es necesario establecer coordinación entre todas las corporaciones policiacas.

Todos, juegan el mismo juego. Mueven la bolita al gusto, con todo cinismo o desvergüenza. El problema de la violencia e inseguridad pública sigue latente. Y ellos continúan cobrando, como si no pasara nada.

Ni siquiera hacen lo que los prestidigitadores: ¿dónde quedó la bolita?

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