Las novedades

Por : Gilberto LAVENANT

Tijuana BC 18 de mayo de 2015 (GT).- Como si el tema del transporte público de pasajeros, no estuviese ya bastante complicado, o enredado, porque además de el enorme parque vehicular, conformado por autobuses, calafias y táxis, de ruta y los llamados “libres”, agregados los “clonados”, surge ahora la novedad de los llamados Uber.

El problema con estos últimos, es precisamente que por ser una novedad, no están del todo regulados por la legislación relativa al transporte público.

Básicamente, se da una controversia. Quienes lo promueven y organizan, argumentan que no es un servicio público de transporte de pasajeros y que por lo tanto no requieren de permiso o concesión.

Por su parte, los transportistas tradicionales, dicen que sí requieren permiso o concesión y que les hacen una competencia desleal.

La autoridad, como los chinitos “no más milando”. Reconocen y aceptan que efectivamente no están del todo regulados. Pero mientras tanto, no actúan y se corre el riesgo de que en cualquier momento esto ocasione un enfretamiento con graves consecuencias.

A esa novedad de transporte de pasajeros, se les identifca copmo Uber, que es una aplicación para teléfono móvil, que permite contratar el servicio de transportación particular, en vehículos modernos o de reciente modelo, que difiere totalmente de los vetustos táxis o calafias.

Por el momento, no operan en base a permiso o concesión alguna. Los promotores aseguran que no los requieren, pues se trata de vehículos particulares, conducidos por sus propietarios y que por lo tanto son ajenos o distintos al transporte público tradicional.

Uber no se identifica como empresa mercantil, sino simplemente como una organización informática generica, que opera el sistema, reclutando a automovilistas dispuestos a proporcionar el servicio, para lo cual deben registrarse y someterse a una serie de exámens e incluso darse de alta fiscalmente. El servicio se solicita o contrata vía teléfono móvil y se paga con tarjeta de crédito.

Quienes saben de esto, cuentan que Uber surgió hace unos 5 años en San Francisco, California y actualmente opera en unas 200 ciudades en el mundo, incluyendoTijuana. Por eso el interés de abordar el tema. Aquí ya han surgido varios incidentes, cuando taxistas bloquean alguna unidad de Uber y reclaman su regularización. Y tienen razón, porque no tienen permiso o concesión.

En territorio mexicano, Uber empezó a operar en agosto de 2013. Desde su aparición, ha generado controversias y conflictos. En su portal, no indica razón social alguna, sólo señala nombres de sus creadores. No cita domicilio o teléfono alguno, para posibles reclamaciones. Es algo así como un fantasma. Los usuarios no saben con precisión, con quien están tratando. Bueno, ni la autoridad lo sabe.

En días pasados, ante los conflictos surgidos con los transportistas locales, el Lic. José Luis Hernández Silerio, Director de Vialidad y Transportes del Ayuntamiento de Tijuana, simplemente dijo que Uber debería acercarse a la institución, para regularizarse. Más bien debió advertir, que no podría operar, hasta en tanto no contaran con permiso o concesión, como lo exige la Ley General de Transporte Público de Baja California y el Reglamento de Tránsito de Tijuana.

Uber, ya es identificada como la nueva modalidad de “táxis piratas”. Aunque se promocionan como un servicio de transporte de primera calidad, pues los vehículos son de reciente modelo y sus conductores bien vestidos, genera sospechas, dudas y desconfianza, por la falta de identidad de sus operadores. Ante el grado de inseguridad pública, organizaciones de este tipo, no parecen ser confiables.

Sobre todo, porque se proyecta mediante ambiguedades : “Uber –dice- no es un proveedor de transporte” cuando que efectivamente presta un servicio de transporte. Aunque lo nieguen. El transporte entre Tijuana y Ensenada, tiene un costo de 750 pesos en UberX y de 1,200 pesos en UberBlack. De Tijuana a Valle de Guadalupe, de 825 a 1,325 pesos y de Tijuana a Mexicali, de 1,165 a 2,115 pesos.

Ciertamente, es una modalidad de transporte, sumamente interesante. En especial de calidad, para usuarios que requieren un mejor servicio. Lo que falta, es claridad, transparencia, identidad. Que den la cara sus organizadores.

El servicio puede llegar a ser excelente, pero no por eso puede operar al margen de la ley. La autoridad debe saber quienes son, donde están, cómo garantizan el cumplimiento de responsabilidades, quienes son sus conductores. Si es que pagan impuestos.

Y que quede claro, si es un servicio público y debe actualizarse la legislación correspondiente, para identificarlo con precisión. Nada de ambigüedades. Nada de verdades a medias. Nada de jugar a las escondidas. Que den la cara.

Los avances tecnológicos, permiten crear este tipo de novedades, peroo no por ello se deben escudar en un sistema informático, para ocultar identidades. Incluso los vehículos, requieren de autorización especial para su operación, de seguros de daños a terceros y gastos médicos para sus usuarios, en caso de accidentes o pérdidas materiales.

Por el momento, los llamados Uber, no son dignos de confiar en ellos, precisamente por falta de identidad y porque obviamente están operando al margen de la ley, o al menos no están siendo regulados por la autoridad competente. O todos coludos, o todos rabones. Por eso se dice que son los modernos “táxis piratas”.
gil_lavenants@hotmail.com

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