Humo de motores diésel pone en riesgo salud de población

Tijuana, B. C., 18 de junio de 2017 (GT).- Los contaminantes emitidos por los motores diésel pueden provocar problemas respiratorios e incluso cáncer de pulmón, de modo que Tijuana necesita cuanto antes un transporte limpio y sano, porque el problema a enfrentar no es solo económico y ecológico, sino uno que pone en riesgo a la salud pública mundial.

Así lo recalcó José Carmelo Zavala Álvarez, director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental (CIGA), afirmando que Tijuana no debe aceptar el riesgo que implica el transporte a diésel, más cuando existen otras opciones; añadió que el carbón negro u “hollín” es un riesgo ignorado que pone en peligro la salud, sobre todo de niños y ancianos.

“Los motores a diésel y los de gasolina pueden ser convertidos a gas natural; en Tijuana ya hay suministro de gas LP para uso vehicular; la modernización del transporte público no puede ser entendida ni aceptada solo con carros más nuevos, sino que el transporte debe ser limpio y no dañar la salud”, destacó.

Recordó que en 2012, la Organización Mundial de la Salud concluyó que el humo de los motores diésel causa cáncer de pulmón; además de que, en uno de sus más recientes informes sobre la calidad del aire, estimó que la contaminación en las ciudades causa la muerte prematura de más de 7 millones de personas al año.

Zavala Álvarez añadió que si el eslogan del actual Ayuntamiento habla de “la mejor ciudad de México”, Tijuana merece transporte limpio y sano, lo que implica que su flotilla vehicular, incluyendo camiones de basura, patrullas y transporte urbano, sean a gas natural y que se impulse la separación de residuos para un mayor reciclaje.

“Hay opciones tecnológicas, cada vez más eficiencia en la combustión en los motores a diésel y mayor rendimiento; California restringió el uso del diésel y pide filtros para evitar la emisión de partículas; otra opción es el gas natural, económico por su mayor disposición, pero no exento de controversia por la explotación mediante fractura hidráulica”, opinó.

Explicó que si bien la mayoría del gas natural disponible tiene origen fósil, también se produce con biodigestores, esto desde residuos orgánicos, como basura urbana, agrícola, estiércol de ganado y lodos de aguas residuales, así que puede considerarse un recurso renovable y, aunque su combustión genera bióxido de carbono, no deja de ser más limpio.

En Tijuana, comentó, tenemos reservas para generar “biometano”, separando la “basura urbana” y utilizando los lodos de aguas residuales, la poda de jardines, así como las 14 millones de toneladas que existen en el antiguo relleno sanitario de la ciudad; debemos impulsar la separación de basura para poder reciclar.

El carbón negro o “black carbón”, explicó, es emitido principalmente por la combustión del diésel; son pequeñas partículas de “hollín” que nos resulta “normal” ver que salgan de los muchos camiones de carga y pasajeros que circulan en la ciudad y carreteras del país, pero que tienen un gran efecto en el calentamiento global.

“Las partículas de carbón negro suspendidas en la estratósfera absorben y retienen una cantidad de calor mayor, muy superior a otros compuestos de referencia en el cambio climático, como el bióxido de carbono (CO2) o el metano (CH4)”, dijo José Carmelo Zavala.

También a nivel de la superficie, agregó, el carbón negro representa un serio riesgo a la salud; pequeñas partículas menores a 2.5 micras pueden llegar hasta los pulmones, porque no son retenidas por las mucosas y vellosidades nasales, transportando además otros compuestos tóxicos al sistema respiratorio, por ello es que incluso la exposición breve a este humo causa molestia y dolor de cabeza.

“Se trata de un riesgo evidente a la salud que pareciera aceptado, pero ¿Hay resignación por la falta de opciones al transporte urbano y de carga, o es un riesgo aceptado por el desconocimiento real y puntual de los efectos en nuestra salud?, ¿nos gusta el aroma del humo del diésel?”, cuestionó.

Finalmente, recordó que en 2015, tras una acusación de la Agencia de Protección al Ambiente de Estados Unidos (EPA), Volkswagen reconoció haber instalado en 11 millones de autos diésel un software para esquivar controles de emisiones, a fin de manipular el modo prueba en que se miden las emisiones contaminantes.

“Volkswagen engañó a la EPA, programando el motor para trabajar con emisiones controladas durante la prueba, pero en carretera este control dejaba de funcionar; el estudio demostró que el Jetta 2012 tenía emisiones de óxidos de nitrógeno 35 veces superiores a la ley y el Passat 2013 las multiplicaba por 20”, precisó.

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