El sismo político

Por : Gilberto LAVENANT

Tijuana BC 17 de abril de 2016 (GT).- Un fuerte “sismo” sacudió ayer sábado la estructura priísta, local, provocando la caída del Presidente del Comité Municipal del PRI, en esta frontera, Tirso Liévano Hernández. Muchos priístas se sorprendieron y de inmediato empezaron a surgir las especulaciones y conjeturas.

Para muchos, los cambios son buenos. Pero no los recomiendan al inicio de un proceso electoral. Tirso ya había soportado, sobre sus hombros, la vergüenza de la derrota en los comicios federales del 2015.

Cuando llega Chris López Alvarado, a fines de 2015, a la dirigencia estatal del PRI, se daba como un hecho que habría cambios en toda la estructura partidista. Sobre todo, uno de sus objetivos, era superar el divisionismo generado por las dos corrientes priístas, el hankismo y el castrotrentismo.

Chris, se tardó un poco. A fines de febrero coloca a Ricardo Aguilera Raygoza, al frente del PRI municipal de Mexicali, en substitución de Héctor Sánchez Limón.

Se suponía que en cualquier momento vendrían los cambios en el resto del Estado. Sin embargo, surgieron los nombres de los precandidatos a munícipes y diputados, y todo siguió igual. Llegó la fecha de arranque de las campañas, y todo siguió igual.

Hace unos días, previos a la visita del máximo dirigente priísta, Manlio Fabio Beltrones, se volvió a hablar de continuar con los cambios priístas. Incluso se manejaron nombres. Total, se vino la visita, y se optó por guardar silencio, tratando de evitar un conflicto, ante la presencia del exgobernador sonorense.

Pero el cambio, ya estaba decidido. Al tiempo que se confirmó que Manlio había retornado a la Ciudad de México, hicieron funcionar la “guillotina”, haciendo “rodar la cabeza” de Tirso.

Los que saben de política, no lo pueden creer. Es una costumbre priísta, que el Presidente Municipal, en este caso el Dr. Jorge Astiazarán, decida quien será el el dirigente municipal del PRI.

Incluso, como primer priísta del municipio que gobierna, se le considera responsable de los comicios locales.

En este caso, optó por Tirso Lievano, sustituyendo a Franciscana Krauss, quien fue regidora en la administración encabezada por Carlos Bustamante Anchondo. Lievano Hernández, se desempeñaba en la Dirección de Protección al Ambiente.

Lo interesante aquí es que Tirso es suegro de Bernardo Padilla, candidato a diputado por el Distrito XVI. Hay quienes especulan que fue retirado, porque ponía toda su atención en la zona donde el esposo de su hija, desarrolla su campaña.

Entra al relevo, Jorge Tsutsumi, quien laboró muy de cerca con Gregorio Barreto Luna. Incluso, ocupó la Delegación Municipal de la Zona Este, cuando el dirigente transportista se desempeñó como diputado local, precisamente la que ostentaba al fallecer.

En los comicios de 2013, Tsutsumi contendió por la diputación del Distrito XIII, el cual comprende precisamente la zona este de la ciudad. Su suplente era Arturo Aguirre, “El Napo”.

Tsutsumi logró 60 mil 946 votos, siendo derrotado por la exdirigente magisterial Irma Martínez, quien obtuvo 64 mil 355 votos, que la llevaron a la legislatura estatal.

Los estragos de este “sismo político”, dejan como resultado que Tirso Lievano, pierda su chamba en la dirigencia partidista y la posibilidad de apoyar a su suegro, Bernardo Padilla, desde esa posición.

Por el contrario, Tsutsumi se encarama a la dirigencia partidista, desde donde uno de sus principales objetivos será respaldar la campaña de su antecesor, Arturo “Napo” Aguirre.

Por su parte, el Alcalde de Tijuana, Jorge Astiazarán, ya no podrá tener injerencia o ascendencia, sobre la dirigencia partidista y ya no podrá auxiliar en su campaña a su excolaborador, Bernardo Padilla.

Total, estas son, para empezar, algunas de las observaciones relativas a los efectos de tales cambios partidistas. Dejen que pasen los efectos del azoro y que se haga el recuento de daños, para determinar las consecuencias.

En lo que muchos coinciden, es que ya no era oportuno hacer tales cambios. Que hacerlo, era peor el remedio que la enfermedad.

La unidad partidista, está sometida a una dura prueba. En plena campaña.

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