El proceso viciado

Por: Gilberto LAVENANT

Tijuana BC 13 de noviembre de 2015 (GT).- Esta semana fue publicada la convocatoria para realizar, de nueva cuenta, el proceso de selección de aspirantes a Magistrado del Tribunal Superior de Justicia del Estado, para reponer el procedimiento viciado.

El anterior, fue un proceso accidentado, viciado, lleno de triquiñuelas y trampas, tendientes a lograr que fuese beneficiada la Lic. María de Lourdes Molina Morales, Juez Décimo de lo Civil, del Partido Judicial de Tijuana, mejor conocida ahora como la “mujer maravilla”, porque en el anterior, resultó con las más altas calificaciones, en tanto que todos los demás aspirantes, fueron reprobados.

Luego se supo, que el Magistrado Presidente del Tribunal Superior de Justicia, Jorge Armando Vázquez, hizo hasta lo imposible, para que su “protegida” fuese la ganadora, lo que le sirvió de muy poco, pues el asunto se politizó cuando llegó a la Legislatura Estatal.

Cuando se desconocían los vicios del proceso, propios y extraños se sorprendieron al saber que Molina Morales obtuvo las más altas calificaciones, en las diversas etapas del proceso de selección, en tanto que los demás aspirantes reprobaron.

Algo que para muchos resultaba absurdo, pues la “mujer maravilla”, es civilista y la mayoría de los participantes fueron funcionarios judiciales del área penal, idóneos para ocupar la plaza vacante, precisamente en materia penal. Evidentemente, hubo “mano negra”. Aunque lo negaran.

Sin embargo, los legisladores, que son quienes seleccionarían, de una lista de cinco aspirantes, les valió gorro, tanto los vicios del proceso, como las supuestas extraordinarias calificaciones de la “protegida” del Magistrado Presidente. Hicieron valer sus intereses, al tal grado que la “mujer maravilla”, apenas logró dos votos. Lástima, ya se sentía Magistrada.

En el pleno de la Legislatura, del jueves 5 de noviembre, se llevó a cabo la votación. Se requerían 17 votos a favor de uno de los aspirantes, para llegar a ser Magistrado. Se votó a favor del aspirante, más identificado con determinada corriente política. Fue necesario realizar 3 rondas de votaciones. Pero en ninguna se logró la mayoría requerida.

En la primera ronda, Victor Manuel Fernández Ruíz de Chávez, obtuvo 9 votos y María de Lourdes Molina Morales, apenas captó 7. Otros dos aspirantes, Marcelino Zepeda Berrelleza y Alejandro Isaac Fragoso, lograron 2 votos, cada uno.

En la segunda ronda, Fernández Ruíz de Chávez, se mantuvo en 9 votos. María de Lourdes Molina Morales, la “mujer maravilla”, se quedó con un solo voto. El aparente ganador lo fue Zepeda Berrelleza, con 10 votos.

En la tercera y última ronda, Fernández Ruíz de Chávez, siguió con 9 votos, que le otorgaron los diputados del PRI, PVEM y PEBC. Zepeda Berrelleza siguió con 9 votos y Molina Morales, la “protegida” del Magistrado Presidente, logró solamente 2 votos.

Al no lograrse la mayoría requerida, a favor de uno de los aspirantes, se abortó el proceso de selección y se regresó al Tribunal Superior de Justicia, para que se iniciara de nueva cuenta. Se dió un plazo de 30 días, para llevar a cabo la primera etapa, que concluye con el envió de la lista, de los que resulten aprobados, a la legislatura.

Lo que no se observó, es advertir que el Magistrado Presidente, no debe volver a viciar el proceso, en su afán de que su “protegida” Molina Morales, llegue a ser seleccionada para ocupar la vacante de Magistrado Numerario. Sería grotesco, que se repitiera esta historia.

La Legislatura debió haber designado observadores, para verificar que no pasara lo mismo que en la primera ocasión.

Que el Magistrado Presidente, no sean quien elabore el formulario de preguntas.

Que tampoco sea el encargado de aplicar los exámenes, ni mucho menos de evaluarlos o calificarlos.

Es más, que por ningún motivo, vuelva a meter las manos en este proceso. Que se mantenga lo más lejos posible.

Que, si su “recomendada” tiene un poco de vergüenza, se abstenga de participar, en este nuevo proceso.

De por sí, muchos ciudadanos desconfían, de que los funcionarios judiciales, sean justos e imparciales.

Lo grotesco, horrible y repugnante, en este asunto, es que las irregularidades en que se incurrió, se imputan al Magistrado Presidente. Y los demás Magistrados, simplemente guardaron silencio.

A falta de observadores, los participantes, deben comprometerse a denunciar de inmediato, cualquier irregularidad, falla, maña o trampa que detecten.

Si con tal de evitar que sean eliminados, toleran o guardan silencio, serán tan culpables de los vicios, como los autores materiales o intelectuales de los mismos.

La cobardía, también genera corrupción. Los juzgadores cobardes o timoratos, son tan peligrosos como los corruptos. Son dóciles corderitos, para llevarlos al camino del mal.

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