El principio del fin

Por: Gilberto LAVENANT

Tijuana BC 5 de octubre de 2015 (GT).- El pasado fin de semana, el sistema político mexicano, registró un “movimiento telúrico” de alta intensidad. El sábado 3 de octubre, tomó posesión Jaime Rodríguez Calderón, mejor conocido como “El Bronco”, como Gobernador de Nuevo León. El primero que llega a esa posición, como candidato independiente.

Las estructuras de la partidocracia, quedaron seriamente dañadas. PRI y PAN, aún no pueden creer lo que les pasó. Quedaron tendidos en la lona electoral, como si los hubiese arrollado un tren.

Los resultados electorales, respecto a los comicios del pasado 7 de junio, quedarán registrados en una página especial de la historia política de México.

Con una población electoral de 3 millones 560 mil 457 electores, de los que acudieron a las urnas 2 millones 90 mil 280, o sea el 58.7 %, que decidieron el cambio del rumbo político de Nuevo León, una de las más importantes de México.

Los resultados de los comicios para la gubernatura, son inobjetables y evidencian la estripitosa caída de la partidocracia en esa entidad.

En primer lugar, Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón, “El Bronco”, con 1 millón 20 mil 552 votos, como candidato independiente.

En segundo lugar, Ivonne Alvarez, por la Alianza Seguridad, integrada por PRI, PVEM, Panal y Partido Demócrata, con 498 mil 644 votos. Menos de la mitad.

En tercero, Felipe de Jesús Cantú Rodríguez, por el PAN, con 466 mil 543 votos.

El repudio, hacia los candidatos partidistas, fue más que evidente. En especial para el gobernador en turno, el priísta Rodrigo Medina de la Cruz, que hoy debe estar refugiado en una madriguera, porque “El Bronco” ya anunció que irá tras él.

Y no es para menos. El discurso inaugural de Jaime Rodríguez, indica que hay motivos suficientes para agarrar de la cola al exgobernador y meterlo al bote.

Entre otras cosas, dijo : “Hemos encontrado la casa sucia. Las columnas derruidas. Fugas por muchas partes. El techo cayéndose, en otras. Y para acabarla de fregar, hipotecada.

“Pero no es el tiempo, el que castigó nuestra casa, sino la corrupción, sin llenadera. Y el delirio de muchos que se creyeron reyes. Y no gobernantes”, aclara.

Los asistentes al acto de toma de posesión de “El Bronco”, como Nuevo Gobernador de Nuevo León, aplaudieron y gritaron de júbilo.

Más aún, cuando describió gráficamente, las actitudes de sus antecesores :”Donde había dinero público, veían botín. Hoy les digo, claro y fuerte, se les acabó la fiesta a los bandidos. Se acabaron los moches y las tranzas”.

“Se acabaron –añadió- los lujos, a costillas de la gente. Si quieren lana, háganla por la buena, como la gente honrada, trabajando. A mí me enseñaron, que con las cuentas claras, amistades largas”.

Jaime Rodríguez, no recurrió a palabras rebuscadas, en su discurso político. Le bastó utilizar un lenguaje sencillo y directo. Llamar las cosas por su nombre. Eso fue precisamente lo que agradó a los presentes., Nada de moderar y de encubrir al gobernante saliente. De pillo, no lo bajó.

“Robarse el dinero público, -dijo- es un crimen. Es perder lo mejor que tiene el gobierno : la oportunidad de procurar el bien de nuestra gente”.

Fue contundente y preciso en señalar : “En las urnas, nos dieron un mandato claro : limpiar la casa. Lo vamos a hacer. Directo y sin darle vueltas. Desde ahora mismo, instruyo a mi equipo a realizar una auditoría exhaustiva en todas las dependencias. Que se revise cada papel y cada cajón”. Que se cuide el priísta Medina de la Cruz.

Ya lo dijo el nuevo Gobernador : “Si alguien cometió un crimen, que dé la cara al pueblo y le responda a la ley. Sea quien sea”.

Aunque hay quienes aún dudan de la sinceridad, y sobre todo de la efectividad, de “El Bronco”, su llegada a la gubernatura de Nuevo León, podría ser el inicio del fin del actual sistema político mexicano, dominado por la partidocracia.

Sobre todo, si se aplican castigos ejemplares a los políticos corruptos.

Si en verdad se erradica la impunidad y realmente se combate a la corrupción.

Cuando los gobernantes, realmente se preocupen por servir y no por servirse y gastar como propios los recursos públicos.

Todo depende de que el resto de los mexicanos, se contagie de esa disposición y coraje, para votar a favor de verdaderos ciudadanos y no de simuladores, falsos y codiciosos, que, como dice Rodríguez Calderón, existían en Nuevo León. Verdaderos pillos, que se creían reyes.

Este puede ser, el principio del fin de la partidocracia. Que México llegue a ser un país de “broncos” y no de sumisos y corruptos.

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