Tijuana, B. C., 21 de agosto de 2016 (GT).- El agua limita el desarrollo de Baja California y la inequitativa distribución acentúa la pobreza que se vive en la periferia de la ciudad, por lo que es vital que la nueva Ley Estatal de Agua promueva el reúso, pues hoy cada segundo se tiran al mar 3 mil litros de agua ya tratada que no se reúsa por falta de infraestructura.
Así lo afirmó José Carmelo Zavala Álvarez, director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental (CIGA), luego de que laComisión Estatal de Servicios Públicos de Tijuana anunció que iniciará obras de reposición en el Acueducto Florido-Aguaje, por lo que cortará el suministro por hasta cinco días en 332 colonias de Tijuana y Playas de Rosarito.
Explicó que en San Diego el consumo de agua es de 700 litros por habitante al día y en la India es de 40, pero en Tijuana, que enfrenta escenarios de sequía extrema, es de 175 litros, por lo que el gobierno del estado prepara una iniciativa de Ley Estatal de Agua, la cual deberá estimular el reúso, penalizar el desperdicio y buscar una distribución equitativa.
“El agua debe ser un criterio de justicia, equidad, desarrollo, salud y calidad de vida, pero hoy la distribución es inequitativa: mientras en la periferia la gente compra el agua por barriles y paga 100 pesos el metro cúbico, quienes la tienen por tubería lo pagan a solo 13 pesos, de modo que en la distribución del agua la pobreza es castigada”, remarcó.
Zavala Álvarez enfatizó que esta nueva ley debe incluir estímulos económicos y fiscales al reúso, pues hoy se tiran al mar 3 mil litros por segundo de aguas residuales que ya fueron tratadas, pues la falta de infraestructura impide que esta agua pueda usarse, por ejemplo, para el riego de áreas verdes, a fin de no regar parques y jardines con agua de primer uso.
Asimismo, comentó que debe penalizarse el desperdicio, incluido el de organismos operadores como la CESPT, que a pesar de ser de los organismos más eficientes del país, pierde el 22%, es decir, mil litros por segundo de agua que se transporta 200 kilómetros y se bombea a mil metros de altura, en el mayor gasto energético de Baja California.
Por otra parte, el director del CIGA opinó que debe modificarse el código de construcción en el estado, para considerar solo muebles sanitarios secos o de uso eficiente, además de un drenaje separado de aguas grises y negras; añadió que también se requiere una campaña para la sustitución de sanitarios que son de alta descarga de agua.
Agregó que faltan estímulos al riego agrícola eficiente, con tecnología para disminuir el riego por inundación y que por ley el mantenimiento de las áreas verdes urbanas solo utilice agua de reúso; añadió que debe pasarse del discurso de la “coordinación” a políticas públicas transversales, congruentes y articuladas entre los tres órdenes de gobierno.
“Si hablamos del recurso de agua local, considerando a la cuenca hidrogeográfica y la costa del Pacífico, estamos más allá de los límites, pues la capacidad de carga de este ecosistema está sobrecargada desde hace mucho y por eso se importa agua de la cuenca del Río Colorado; de cuánta agua tenemos depende cuánta gente puede vivir aquí, allí se aprecian los límites al desarrollo”, afirmó.
Para ampliar nuestros límites, complementó, importamos agua del Río Colorado, pero esto trae un impacto ambiental en el Delta y, por otra parte, está proyectada la creación de una gigantesca desaladora de agua de mar, que también tendrá costos ambientales, al retorna al mar agua con muy alta salinidad, como rechazo del proceso de osmosis inversa.
Finalmente, recordó que la posibilidad de un sismo que fracture el tubo del acueducto del Río Colorado mantiene en peligro latente la seguridad de abasto del agua en el estado, porque repararlo podría tardar meses o años, de modo que otro reto para Baja California es tener almacenes de agua, para evitar la dependencia dramática que tiene del acueducto.