Nepal, 26 de abril de 2015 (GT).- Después de una noche de dormir en las calles, los traumatizados nepalíes cremaban a sus muertos el domingo y removían los escombros en busca de desaparecidos, después que un potente terremoto en la zona del Himalaya mató a más de 2.200 personas. Aterrados por las réplicas que remecieron los edificios el domingo, los habitantes de Katmandú salieron corriendo a las calles.
El graznido de los cuervos se mezcló con gritos de terror mientras la tierra temblaba en la capital nepalí a primera hora de la tarde del domingo con una réplica de magnitud 6,7, mientras aviones llenos de suministros, médicos y equipos de ayuda de países vecinos empezaban a llegar al país empobrecido del Himalaya. No se reportaron víctimas del nuevo temblor, pero tuvo un enorme efecto psicológico.
“Las réplicas suceden… la gente no sabe qué esperar”, dijo Sanjay Karki, jefe para Nepal de la agencia internacional Mercy Corps. “Todos los espacios abiertos en Katmandú están atestados de gente a la intemperie. Cuando vienen las réplicas no puedes imaginar el pavor. Las mujeres y los niños lloran”.
El terremoto del sábado, de magnitud 7,8, sembró el terror en Katmandú, en localidades más pequeñas e incluso en las laderas del monte Everest, donde provocó una avalancha que enterró parte del campamento base, lleno de escaladores extranjeros listos para intentar hacer cumbre en el pico más alto del mundo. Al menos 17 personas fallecieron y otras 61 resultaron heridas.