Brasil 18 de febrero de 2016 (ElPaís).- Un nuevo estudio brasileño, publicado este miércoles en la revista The Lancet, una de las principales publicaciones científicas del mundo, apunta que el virus del Zika es capaz de atravesar la placenta durante la gestación y, así, puede producir la contaminación del feto.
Según los autores, este hallazgo proporciona evidencias empíricas de la asociación entre la infección por el virus durante el embarazo y la microcefalia fetal, lo que ofrece una pieza más para el rompecabezas que se intenta resolver en Brasil desde octubre pasado, cuando comenzaron a aumentar en el país los casos de malformación.
Los investigadores llegaron a esta conclusión tras detectar la presencia del virus en el líquido amniótico de dos mujeres, una que presentó síntomas de la enfermedad y otra a la que se le diagnosticó el zika durante el embarazo. En ambos casos, los bebés nacieron con microcefalia.
Según una de las autoras del estudio, Ana de Filippi, de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz) de Río de Janeiro, la presencia del virus del Zika en el líquido amniótico es una indicación de que este puede sobrepasar la barrera placentaria y, potencialmente, infectar al feto. Sin embargo, el estudio no es capaz de asegurar la relación entre el virus del Zika la y la microcefalia.
“Aunque el virus del Zika haya sido el único agente infeccioso encontrado en el líquido amniótico [de estas mujeres], incluso así se necesitan estudios complementarios para confirmar que este virus es la única causa de microcefalia en estos casos”, afirmó.
Para realizar la investigación, se recolectaron muestras del líquido amniótico de las dos gestantes en la 28ª semana de embarazo. Una de ellas tuvo zika durante la 10ª semana y la otra presentó los síntomas de la enfermedad durante la 18ª semana.
Según la investigadora, el hecho de que el virus se haya encontrado más de dos meses después de la detección de la enfermedad en las gestantes apunta a la persistencia del mismo en el útero.
Las dos mujeres que participaron en el estudio son de Paraíba, el segundo estado con el mayor número de notificaciones de microcefalia del país, solo superado por Pernambuco. En el primer caso, la gestante, de 27 años, presentó picores y rojeces en las manos y en la espalda, fiebre y dolor de cabeza durante la 18ª semana del embarazo.
Ante estos síntomas, se le diagnosticó una alergia, que se trató con hidrocortisona, un antialérgico. Hasta la 16ª semana del embarazo, el feto no presentaba ninguna anomalía.
Sin embargo, una ecografía realizada durante la 27ª semana confirmó la microcefalia. Se le realizaron pruebas a la madre, que no tenía enfermedades como diabetes o hipertensión arterial.
Ella dijo que no había tomado ningún medicamento, a no ser la hidrocortisona, que no había viajado a otros estados del país en los últimos años y que no había tenido contacto con ninguna enfermedad. El bebé nació durante la 40ª semana y la circunferencia de su cabeza medía 30 centímetros.
Según los parámetros del Ministerio de Sanidad de Brasil, un bebé sano debe presentar al menos 32 cm de perímetro cefálico (tamaño de la cabeza).
En el segundo caso, la gestante, de 35 años, buscó atención médica durante la 10ª semana de embarazo, al presentar síntomas de zika. Durante la 22ª semana la ecografía señaló que la circunferencia del cerebro del feto era más pequeña de lo normal. Se confirmó la microcefalia durante la 25ª semana de gestación.
En ambos casos se trataba del primer embarazo. Las mujeres no presentaban ninguna enfermedad autoinmune y afirmaron que no usaron drogas, alcohol, cigarrillos o medicamentos durante la gestación, otros factores que pueden llevar al desarrollo de la microcefalia.
A ambas mujeres se les hicieron pruebas de sangre, orina y líquido amniótico para detectar dengue, zika y chikunguña. Los resultados fueron positivos tan solo para el virus del Zika, que se detectó apenas en la placenta. La sangre y la orina no presentaron el virus.
La investigación también consiguió secuenciar el genoma completo del virus del Zika y demostró que es bastante parecido al que circuló en la Polinesia Francesa en 2013.
Otros estudios ya habían apuntado que el virus que hoy castiga Brasil tiene su origen en las islas del Pacífico. “Es interesante poner de relieve que también se identificó un aumento en la incidencia de malformaciones congénitas en la Polinesia [en aquella época]”, comenta la investigadora.
Esta no es la primera vez que se detecta que el virus del Zika es capaz de atravesar la placenta. En enero, el Instituto Carlos Chagas, de Fiocruz de Paraná, confirmó esta posibilidad.
En aquel caso, se realizó la investigación con una mujer del noreste que había sufrido un aborto retenido —cuando el feto deja de desarrollarse dentro del útero— durante el primer trimestre del embarazo.
La sospecha se produjo porque, durante la sexta semana de gestación, la mujer afirmó que había presentado síntomas como manchas rojas por el cuerpo, que se podrían atribuir al zika. El aborto se detectó en una prueba durante la octava semana y se comenzaron a estudiar muestras de la placenta hasta detectar el RNA del virus del Zika en el tejido de la placenta.