Tijuana BC 6 de abril del 2015 (GT).- Baja California resintió una grave crisis económica en el 2014, como consecuencia de factores tales como el aumento del IVA, la caída del precio de la gasolina y las variaciones del tipo de cambio.
Estos factores afectaron la estabilidad de precios, el crecimiento económico, la competitividad transfronteriza y la equidad distributiva, señala el estudio titulado “Síntesis económica de Baja California en 2014”, realizado por Noé Arón Fuentes y Wilfrido Ruiz Ochoa, investigadores de El Colegio de la Frontera Norte.
La inestabilidad de los precios afectó considerablemente el poder adquisitivo de la población bajacaliforniana, ya que, pese a que la inflación medida por el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) fue de 4.08% a nivel nacional y de 3.2% en la frontera, los precios que más crecieron, fueron los de mayor peso en el gasto de la población.
El escaso crecimiento económico, por otra parte, demuestra que la economía en Baja California se encuentra en recesión. De acuerdo al Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal (ITAEE), la actividad económica del Estado, durante el primer trimestre del 2014, en comparación con el año anterior, demuestra un índice de crecimiento negativo.
La pérdida de competitividad con el mercado estadounidense es otro de los factores que han acentuado esta crisis. De acuerdo al indicador de gasto promedio de excursionistas y turistas fronterizos en el exterior, proporcionado por Banxico y el registro de los cruces fronterizos del Departamento de Transportes de Estados Unidos, durante el 2014 se produjo una fuga de consumidores, causada por el encarecimiento de los bienes y servicios en la frontera norte del país.
Se estima que tan sólo en Baja California, esto se traduce en una pérdida de mil millones de dólares al año, la cual se eleva a 2 mil millones al considerar el impacto indirecto y las visitas internacionales vía aérea.
Dicha fuga de consumidores se debe al aumento del IVA y la devaluación del peso frente al dólar, lo que provoca que el gasto fronterizo se contenga en el exterior y que la capacidad de gasto de la población de menores ingresos disminuya, debido a la alza de precios.
Esta prolongada recesión económica ha afectado sobre todo a los estratos de menores ingresos, de dos maneras: por una parte, mediante el encarecimiento de la canasta alimentaria y por otra, debido a las escasas posibilidades que estos tienen, de comparar entre los mercados internacionales fronterizos, lo que les obliga a consumir productos locales.
Todas estas situaciones se ven afectadas, además, por la insuficiente generación de empleos en la entidad, cuya tasa de desempleo se ubica por encima del promedio nacional (4.7% contra 3.8%, en diciembre del 2014).