Por : Gilberto LAVENANT
Tijuana BC 12 de junio de 2016 (GT).- Parodiando a “El Patas”, Juan Manuel Gastélum Buenrostro, el candidato panista a la alcaldía de Tijuana, “sepan todos….”, que este proceso electoral fue una cochinada. Por eso se insiste en que ¡huele a patas!
Es más, “sepan todos” que son tantas las irregularidades detectadas, que el proceso electoral está entrampado.
Salvo en algunos distritos, donde la autoridad electoral ya entregó las constancias de mayoría, en el resto se generalizan los gritos y reclamos : ¡queremos nueva elección!, ¡queremos nueva elección!, ¡queremos nueva elección!
Por cierto, este fin de semana, la zozobra embargó a los políticos, que están al pendiente de los votos de las comisiones distritales. Las preguntas comúnes son : ¿cómo van?, ¿quien ganó? ¿qué sigue?
Muchos quisieran que esto concluyera. Bien o mal, pero que ya acabara. Pero en el proceso de recuento, surgen nuevas “incidencias”, que enojan y preocupan a muchos.
Generalmente, el recuento de votos en los consejos distritales, ha sido mero protocolo. Pero, en esta ocasión, han salido a la luz, triquiñuelas o trampas que no se notaban a simple vista. Compra de votos, “inflado” de cifras, manoseo de actas de escrutinio.
En algunos casos, ha sido necesaria la intervención de fuerzas policiacas y de fedatarios públicos. Las redes sociales han sido un excelente medio para revelar maquinaciones. El anonimato oficial se ha roto.
De manera clara o descarada, se ha mostrado lo que siempre se ha dicho respecto a la política : que es el arte de comer mierda, sin hacer gestos.
Se ha de tener un pésimo olfato, para nadar entre estiércol y no hacer gestos.
Ahora ¿qué sigue?
Primero. Que concluyan las revisiones en los consejos distritales. Los afectados por las mañosadas, que reúnan las evidencias, para formular los reclamos legales correspondientes. Ya se habla de reclamar la nulidad de todo el proceso electoral. Podrá alguien decir que no es para tanto. Pero, dicen que cada quien habla de la fiesta, según como le va en ella.
Los que están del lado de los mañosos, quisieran que todos los demás, vieran esto como algo natural. Seguramente están acostumbrados a meter patas y manos en el lodo.
A propios y extraños, ya quedó claro, que esto fue una cochinada. El más cochino de todos los procesos electorales. Como dirían : ¡hay que ser cochis, pero no tan trompudos!
¿Qué sigue? Que los mañosos se limpien la cara y manos, porque el manejo de estiércol, se les percibe a leguas. Lo menos, despiden un olor fétido.
Que se preparen para hacer frente a los reclamos legales. Si se va por la vía judicial, esto demorará varios meses. A ver qué argumentan, para tratar de justificar chuecuras y desviaciones.
Los afectados, reunir elementos suficientes, para acreditar sus reclamos. Y hacerse de paciencia, porque en el sistema político mexicano, no bastan la razón o el derecho. Se requiere mucho valor, capacidad y coraje.
Castigar las mañosadas. El pueblo no sabrá de derecho, pero intuye cuando algo está mal. Los políticos mañosos existen, porque se les tolera y no se les hace nada.
Tarde que temprano, mañas, errores y excesos, se pagan. En esta ocasión, se nota el dolo en muchos de los actos. Los hicieron, con todas las agravantes de la ley : premeditación, alevosía y ventaja.
“Sepan todos” que en esta ocasión se les pasó la mano. Como dicen : ¡hay que ser cochis, pero no tan trompudos!
Se necesita ser cínico para presumir que ganaron, con trampas y tiquiñuelas.
Sepan todos, que será peor, si esto lo hacen en la función pública.