Por: Gilberto LAVENANT
Tijuana BC 11 de marzo del 2016 (GT).- Como si el horno estuviese para bollos, en el Partido Acción Nacional, el Senador Ernesto Ruffo Appel, comisionado de la transparencia y reingeniería del padrón blanquizaul, viene y advierte que pronto tendrán que salir, unos 250 mil panistas “maruchan”.
El solo hecho de recordarles el tema, genera incomodidad, al interior del panismo.
Se les identifica como “maruchan”, en referencia a una sopa del mismo nombre, que tan solo requiere ponerla unos minutos en el micro, pues se les dió ingreso al padrón, cual si fuesen una “sopa instantánea”.
Bueno, hasta antes de 1989, en que llega a la gubernatura Ernesto Ruffo Appel, hasta pena les daba reconocer que eran panistas. Por lo tanto, su padrón, prácticamente, permanecía estático.
Luego, el “poder de la nómina”, funcionó como un imán, pues el afilarse al partido en el gobierno, era casi como un requisito esencial para agarrar chamba.
Sin embargo, el proceso de ingreso era sumamente lento. Era tan engorroso, como decir que la solicitud debería ir avalada por viejos militantes. Su aprobación requería el “visto bueno” de varias instancias y además asistir a un curso de capacitación. Y esperar.
Los propios panistas recuerdan que hubo quienes tuvieron que repetir varias veces el curso, hasta que lograron la afiliación.
Pero entonces, los viejos panistas, los fundadores, los doctrinarios, fueron avasallados por los “neopanistas”, sumamente pragmáticos, quienes aprovechando el “poder de la nómina” y los recursos públicos, “rediseñaron” el tardado sistema de afiliación, substituyéndolo por uno “fast track”. Con ello surge la “onda grupera”.
La base de ello es que los panistas han manejado siempre que son un partido democrático, de forma tal que quien mostrara mayor número de seguidores, podía inclinar la balanza política en favor de alguien en particular.
Así fue como, quien deseara alcanzar un cargo de elección popular, tenía que negociar con las cabezas de los grupos. Los González, los Ramos, por citar un par de apellidos.
Estos, tratando de incrementar su poderío e influencia, buscaron la forma de “inflar” el padrón de militantes. Nadie se adjudica la titularidad del proyecto o programa, pero no por modestia, sino porque con ello se rompía el esquema tradicional de la afiliación al blanquiazul.
Curiosa o irónicamente, hay quien afirma que la primera fase de las “afiliaciones maruchán”, la puso en marcha Juan Manuel Gastélum Buenrostro, cuando llegó a la presidencia del comité municipal, del PAN en Tijuana, allá por 1993, luego impulsada por Felipe Calderón, cuando llega a la Presidencia de la República (2006-2012) y aprovechada por Francisco Blake Mora, para apuntalar su proyecto para lograr la gubernatura de Baja California. Pero la muerte lo sorprendió.
Total, la “onda grupera” creció tanto, como se los permitió el “padrón inflado”, al grado que escandalizó a los viejos panistas, que observaron la necesidad de retomar el control del panismo, impugnando las afiliaciones hechas al vapor.
Tan grave se pusieron las cosas, que en octubre de 2015, al sustituir a Gustavo Madero en la dirigencia nacional del PAN, Ricardo Anaya tomó dos decisiones esenciales para el futuro del panismo en el país : designó a Luis Felipe Bravo, al frente de la Comisión Anticorrupción y a Ernesto Ruffo Appel, como responsable de la Transparencia y Reingeniería del padrón del PAN.
Los dirigentes partidistas del blanquiazul, no hallaban como borrar o superar este tema de las “afiliaciones maruchán”, que formaban uno de los episodios más negros del panismo, a nivel nacional.
En septiembre de 2014, José Luis Ovando Patrón, dirigente estatal del PAN, decía que los panistas “maruchán” estarían a prueba un año y que por lo tanto, no participarían en el proceso interno de selección de candidatos, hacia los comicios del 2015.
Sin embargo, todo indica que las dirigencias panistas finalmente reconocieron que las “afiliaciones al vapor”, conocidas como “afiliaciones maruchán”, no se podrían “regularizar”, tan solo por el transcurso del tiempo.
Hoy Ruffo Appel, el comisionado de la reingeniería y la revisión del padrón blanquiazul, está mostrando que en lugar de la tolerancia, se optará por el “borrón y cuenta nueva”, eliminando a los “panistas maruchán“, quienes deberán ajustarse a reglas tradicionales de afiliación, si es que realmente desean ingresar al PAN.
La intención, es recuperar el rumbo ideológico del panismo, perdido a partir del surgimiento de la “onda grupera”, y quitar el control del panismo a los “neopanistas”. Dicho en otras palabras, reconstruir al PAN, hacia los comicios presidenciales del 2018.
Cabe recordar que en el 2012, luego del triunfo electoral del priísta Enrique Peña Nieto, el Presidente Felipe Calderón reconoció que habría que reconstruir al PAN, piedra sobre piedra.
El padrón “inflado” con los “panistas maruchán”, es tanto como los cimientos falsos de la estructura del panismo. Que conste.