Mexicali BC 05 de mayo de 2015 (GT).- La incontinencia urinaria consiste en la pérdida involuntaria de orina, situación en la que el afectado tiene una necesidad repentina de orinar pero es incapaz de retenerla; los escapes pueden producirse al estornudar, reír, realizar algún esfuerzo o ejercicio físico, lo que provoca una limitación y afectación de sus actividades cotidianas y relaciones sociales.
Este padecimiento afecta tanto a hombres como mujeres. Sin embargo, es más frecuente en las mujeres mayores de 65 años de edad, destacó el urólogo Gilberto Paz Padilla, coordinador auxiliar de hospitales del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Baja California.
Explicó que la incontinencia no es una enfermedad en sí misma, sino la consecuencia de la pérdida de resistencia de los músculos debido a causas relacionadas con el envejecimiento o la pérdida en la capacidad de la vejiga para distenderse adecuadamente al momento de contener una mayor cantidad de orina.
Asimismo, agregó que existen una serie de factores de riesgo que pueden predisponerla en la mujer, son los partos vaginales, la menopausia y haber sufrido una histerectomía (extirpación quirúrgica del útero); así como la obesidad, el estreñimiento, movilidad reducida y enfermedades como diabetes y Alzheimer -en ambos sexos-.
El urólogo del IMSS señaló que dependiendo del caso, el tratamiento puede ser médico o quirúrgico; incluyen medicamentos para retardar y regular la expulsión de orina, así como reforzar la contracción de la vejiga, con el fin de reducir la irritación del sistema y mejorar su funcionamiento.
Otra opción son los ejercicios perineales para fortalecer el tono muscular del área genital; éstos ayudan en forma significativa e involucran al paciente de manera activa en la mejoría de sus molestias. También se pueden utilizar materiales absorbentes, diseñados para ajustarse de manera cómoda y discreta al paciente y permiten que éste continúe con sus actividades diarias.
El especialista añadió que ciertas medidas como reducir el consumo de sustancias que estimulan la vejiga en exceso (cafeína, alcohol o diuréticos) y llevar una alimentación balanceada pueden prevenir o al menos retrasar la aparición del padecimiento.
Finalmente, Paz Padilla recomendó acudir con el médico familiar ante la primera sospecha y en caso de requerirlo, para que en caso de requerirlo se canalice a un especialista.