Por : Gilberto LAVENANT
Tijuana BC 15 de agosto de 2015 (GT).- Muchos priístas –ingenuamente- piensan, creen o suponen, que al llegar Manlio Fabio Beltrones Rivera, a la dirigencia nacional del PRI, habrá de curar todos los males del priísmo. Ni que fuera brujo.
Para empezar, tendría que desterrar a los corruptos del Partido Revolucionario Institucional. Y se podría quedar desolado.
Tendría que vetar a todos los amigotes, ahijados y compadres de políticos, que han vivido como zánganos en el gobierno, gracias a sus parentezcos o lazos de amistad.
Tendría que borrar, largas y vergonzantes historia de priístas, que han saqueado las arcas públicas, hasta provocar el estado de cosas que padecen los mexicanos.
Tendría que hacer tantas cosas, que no están en sus manos resolver, ni hacer. Ni “Supermán”, sería capaz de hacerlo.
Lo que podría hacer, es un “borrón y cuenta nueva”. Pero no depende de Manlio los buenos resultados.
Si pretenden un PRI ganador, hay que eliminar las viejas y sucias prácticas políticas.
Las llamadas “cadenas de oración”, no funcionan en política. Las largas lístas de firmas, de quienes han vivido del gobierno, amparados por el PRI, no ayudan en nada. Sobre todo, cuando muchos de ellos deberían estar en la cárcel, por sus latrocinios.
Los apellidos de “abolengo político”, ya no apantallan a nadie.
Si reconocieran, que gran parte de la derrota electoral del priísta Fernando Castro Trenti, en sus aspiraciones por la gubernatura estatal, fue el hecho de que se rodeó de muchas personas nefastas. Individuos “yodex”, que deshacen cualquier bola o grupo.
Muchos de ellos, ya parecen dispuestos a tirarse al piso, para formar un enorme tapete, para dar la bienvenida a Beltrones a Baja California.
Lo que requiere el sonorense, de esos tipejos, es que se desaparezcan. Que se hagan de humo. Dicen que mucho ayuda, el que no estorba.
Individuos simuladores, liderazgos de papel, membretes sin militantes. Meros chambistas. De esos, hay por montones y brotan por doquier.
Lamentablemente, para los priístas, son tantos los males que les aquejan, y tanto el tiempo que los han padecido, que ya son crónicos y prácticamente incurables.
La enorme lista de nombres de priístas, supuestamente en apoyo a Beltrones, más bien podría ser la “lista negra” de quienes deberían desaparecer. Con algunas excepciones, obviamente, pero la gran mayoría, merecen tacha.
Quizás Manlio Fabio fue amigo o padrino de muchos de ellos, pero en el viejo PRI, cuando ganaban de todas todas. Hoy, debería considerarlos, si no propiamente enemigos, sí una calamidad social y por lo tanto, nocivos para el priísmo en general.
Dicho en lenguaje “bronco”, los que ya “mamaron” tantos años de la urbre presupuestal, ya deberían de jubilarse. Ni despensas, ni cobijas, debe haber para ellos.
Muchos de ellos, muchos, si tuvieran vergüenza, deberían de solicitar que los eliminaran de esa lista. Por prudencia y sensatez.
Si ellos no lo hacen, esperen a ver si Beltrones se anima a retirarlos del ambiente político. Por salud mental.
El PRI, ni ningún partido, cambian en automático.
Porque las estructuras jurídicas, no son las que fallan. Son los individuos, que no ponen límites a sus ambiciones y excesos.
Llámese como se llame, el dirigente nacional, el PRI seguirá siendo el mismo, si sus militantes son los mismos.
Los gritos de aparente júbilo, tales como : ¡el PRI unido, jamás será vencido!, son simples mentirotas que repiten miles de veces, suponiendo que algún día se convertirán en verdades,
Y, para evitar sorpresas, aunque los cambios iniciales, salten a la vista, los resultados no serán inmediatos.
Los decepcionados e incrédulos respecto del PRI, no solamente son los priístas, sino los electores todos. Falta convencer a la ciudadanía en general, de que efectivamente tratan de hacer bien las cosas.
Se requieren políticos “todo terreno”, que sepan andar en terracería. Que conozcan las colonias. Y que los conozcan a ellos. Pero por efectivos y trabajadores, no por mentirosos y malas pagas. Mucho menos por corruptos.
Beltrones, no puede solo. Ni que fuera abrujo.