Negociaciones políticas

Por : Gilberto LAVENANT

Tijuana BC 7 de noviembre de 2015 (GT).- No cabe duda, que en el sistema político mexicano, valen más los compadrazgos e intereses políticos, que las capacidades o cualidades de los individuos. Y, en todo caso, las negociaciones políticas. Total, “al que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija”.

Esto quedó de manifiesto, en el abortado proceso de selección de Magistrado Numerario, del Poder Judicial del Estado, para cubrir la vacante que dejó el Lic. Marco Antonio López Magaña.

El Presidente del Tribunal Superior de Justicia y del Consejo de la Judicatura, Jorge Armando Vázquez, hizo hasta lo imposible, por lograr esa plaza para la Lic. María de Lourdes Molina Morales, hasta el grado de la exageración.

Elaboró los formularios para los exámenes, que luego de aplicados, los guardó en su escritorio, procediendo a calificarlos él solito, así que para nadie debe extrañar que su “protegida” haya sido la mejor evaluada y el resto de los participantes, reprobados.

Para la desgracia del Magistrado Presidente, al Tribunal Superior solamente le corresponde evaluar a los aspirantes y enviar a los Legisladores los nombres de los aspirantes aprobados, a fin de que estos hagan la selección final.

Desde un principio, mediante una serie de triquiñuelas, el Magistrado Presidente, sacó como única aprobada a la Lic. María de Lourdes Molina Morales y pretendía remitir a los legisladores, para la designación de Magistrado Supernumerario, solamente el nombre de ella. Le pareció sencillo el procedimiento y consideró que ya había logrado su propósito.

Algunos aún tratan de encontrar la razón por la que el Magistrado Presidente mostró tanto interés por apoyar a Molina Morales, Juez Décimo de lo Civil del Partido Judicial de Tijuana.

Se dice que la Juez Molina, fue compañera de generación del Consejero Héctor Orlando Díaz Cervantes y a quien identifican como su “padrino”.

Otros dicen que el “padrino” de más peso, es el diputado panista Cuauhtémoc Cardona Benavides. Identificado como “el rebelde” del grupo parlamentario blanquiazul.

Otros más, argumentan que el Magistrado Presidente, pretendía agregar a Molina a su grupo de Magistrados aliados, lo que le permitiría contar con número suficiente de votos, para su reelección. De cualquier forma, a la Licenciada Molina, ya la promovían como la nueva Magistrada.

Sin embargo, las triquiñuelas aplicadas para lograr su designación, fueron tan burdas y descaradas, que trascendieron a la opinión pública.

Primeramente, los planes del Magistrado Presidente se frustraron, pues tuvo que rehabilitar o rescatar a cuatro de los reprobados, pues no podía enviar a la Legislatura, solamente el nombre de su “protegida”.

Esto se logró, induciendo que cuatro de ellos impugnaran el procedimiento de evaluación, procediendo simplemente a “aprobarlos”. Así completó la lista de los cinco aspirantes.

Lo interesante es que en la Legislatura, no cancelaron el procedimiento de selección, por las irregularidades en que incurrió el Magistrado Presidente, sino porque el método que aplican los señores legisladores, es el de la negociación, y, en su caso, el de la consigna.

Hasta ahí llegó la intentona del Magistrado Presidente. No contó con que sus intereses personales, no tenían ningún valor para los Legisladores y que estos resolverían, en base a sus respectivos intereses o compromisos políticos. Y aquí cabe la observación, de que para lograr ciertas posiciones, no cuenta la capacidad o experiencia de los aspirantes. Sino los “padrinos” o intereses políticos.

Los Legisladores, no consideraron mayor interés, en la posibilidad de contar con un Magistrado aliado, en el Poder Judicial. No litigan y los asuntos judiciales no dan votos, salvo beneficios en casos especiales.

Por lo tanto, algunos se sumaron a favor de determinado aspirante, pero no negociaron, para lograr los votos de otros legisladores. Lo habrían hecho, como en otros casos, si lo hubiesen considerado necesario.

Las posturas de los integrantes de los grupos parlamentarios, hacía determinado aspirante, se reflejaron al momento de la votación. Para designar a uno de los aspirantes, como Magistrado, se requerían 17 votos a su favor. Hubo necesidad de votar en tres ocasiones y en ninguna lograron reunir 17 votos a favor de alguno de los aspirantes.

Por ello, quedó sin efecto el procedimiento de selección. Se regresa al Tribunal Superior, para que lo inicie de nueva cuenta y en su momento se envíe una lista de cinco aspirantes. Quizás ahora estén al pendiente, para que no se repitan las “chicanas”.

Por el momento, quedaron en el aire las pretensiones de los otros aspirantes y de los “padrinos de estos. Marcelino Zepeda Berrelleza, con 9 votos, hermano del exdirigente panista en Ensenada. Hugo Adriel, de los mismos apellidos, “apadrinado” por el PAN, PT y Panal. Víctor Manuel Fernández Ruíz de Chávez, también con 9 votos, con el apoyo del PRI, PEBC, PVEM y PES. De haber negociado, se hubiesen inclinado a favor de uno de ellos. La “mujer maravilla”, María de Lourdes Molina Morales, solo obtuvo 2 votos.

Con esas “fórmulas” designan a quienes deben administrar justicia. ¡Qué asco!

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