Por Francisco Ruiz
Tijuana BC 27 de enero de 2017 (GT).- Finalizaba el año de 1819 cuando el general Vicente Guerrero aleccionaba a sus seguidores, advirtiéndoles: “Señores, este es mi padre -don Pedro Guerrero- quien ha venido a ofrecerme el perdón de los españoles y un trabajo como general español, en nombre del virrey Apodaca. Yo siempre lo he respetado, pero mi Patria es primero”.
Traigo a la palestra esta bella anécdota porque me parece más que adecuada para la realidad internacional en la cual se encuentra sujeto México en estos días ante el embate de las decisiones acogidas por el Presidente del país vecino.
Miles de voces se alzaron contra la decisión del Presidente Peña Nieto cuando recibió al entonces candidato republicano en Los Pinos, lo dije entonces y lo reafirmo ahora: fue una decisión visionaria de Estado, y el Estado siempre está por encima del hombre.
Acostumbrados a que los ungidos incumplan o cumplan parcialmente sus promesas de campaña, los mexicanos nos dormimos en nuestros laureles esperanzados a la derrota de Trump o al olvido de sus promesas. Por fortuna, si, fortuna, el ahora Presidente de los Estados Unidos de América nos reta cómo nación y nos empuja a la unidad nacional; sus políticas sacuden no sólo a la élite gobernante mexicana sino a las bases ciudadanas, nos arrastran a dejar lo que más amamos: nuestra zona de confort.
El placer jamás es despreciado, muchos lo adoptan como recompensa y otros como estilo de vida al grado de llegar a convertirse en debilidad y vicio; hoy, Donald nos obliga a buscar alternativas y a apreciar otros horizontes, ninguno nuevo pues todos han estado allí, solo que hasta ahora los ignoramos.
Días previos a la cúspide de la fricción entre estos dos gobiernos norteamericanos, Peña Nieto asumió un rol firme, pragmático, prudente y, desde mi óptica, muy digno. Su decálogo es bueno en teoría, hago votos para que en la práctica se defina una nueva filosofía en el criterio de los mexicanos.
El Presidente Peña se ha resuelto determinado a defender la soberanía de la Nación. Reconozco su firmeza y su enorme prudencia, ya que con ello mantiene el decoro del posicionamiento mexicano, de lo contrario se rebajaría a las rudimentarias provocaciones del jefe de Estado estadounidense.
Es vergonzoso y lacerante para el pueblo mexicano que los seudopolíticos oportunistas como el presidente nacional del PAN, se esfuercen por demeritar las legítimas acciones de defensa por parte del gobierno federal, estoy cierto que su estatura política es tan mínima como grandes son sus ansías de protagonismo y ni hablar de su falta de respeto a las instituciones mexicanas.
Y hablando de virulentos comportamientos, no puedo dejar de referirme al gobernador de Baja California, y es que Kiko esta vez sí que dejó fluir su sentir más profundo cuando pronunció una frase que enseguida cito: “…a mi me da hasta tristeza haber visto a la sociedad, a los ciudadanos organizados, organizados, y salir a pedir lo que la ciudad quiere del gobierno…” ¡Vergüenza debería de darle!
P. S.- “¡Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos!”: Gral. Porfirio Díaz Mori.
@FcoRuHe