Por: Gilberto LAVENANT
Tijuana BC 24 de septiembre de 2015 (GT).- A medida que avanzan los tiempos del actual proceso electoral, hacia los comicios locales del 2016, se acerca la fecha en la que cada partido político, tenga que escoger a los hombres y mujeres que habrán de postular como candidatos a alcaldes, regidores, síndicos y diputados locales.
Existen dos métodos para ello. “El dedazo” y las convenciones.
El tradicional “dedazo”, en el que generalmente es una designación directa, proveniente del centro del país. A veces, el Presidente de la República en turno, tiene algún compromiso que cumplir, con un amigo, un pariente, o un alto jerarca del partido en el que milita.
Generalmente, este es el método priísta de tradición. Se cuentan muchas historias al respecto.
Se dice que Javier Camarena Salinas, quien contendió en los pasados comicios, como candidato priísta a Alcalde de Tijuana, logró su postulación, más que por méritos propios, por sus lazos familiares con el exPresidente Carlos Salinas de Gortari.
Adán Ruiz, quien acaba de concluir su gestión como diputado federal por Baja California, siendo casi un desconocido para los bajacalifornianos, logró ser diputado federal, porque fue Secretario Particular de Salinas de Gortari en la Presidencia de la República. Todo se maquinó, postulándolo como suplente del priísta Fernando Castro Trenti, quien le dejó vacante la curul, al irse como funcionario diplomático a Argentina.
Por si alguien, no lo recuerda, Adán quiso ser dirigente estatal de la CNOP en la entidad. Lo identificaban como “el fantasma político”, porque se aparecía por doquier, pero nadie lo podía ver.
Se dice que ahora, se anda movimiento, para ser el nuevo dirigente estatal del PRI, posición que tendrá que dejar libre, Nancy Sánchez, para poder cumplir sus compromisos como diputada federal.
El método de “El dedazo”, “línea” o “lineazo” es muy práctico o cómodo. Sobre todo cuando son muchos los “tiradores” o aspirantes a un puesto de elección. Como ocurre en estos momentos, entre los priístas.
Viene un representante del CEN del PRI, les da un “coco wash”, en materia de disciplina y lealtad partidista, y los “exhorta” a firman una “carta compromiso”, obligándose a respetar la decisión que se tome, supuestamente en base a un sondeo de opiniones. Dizque para ver quien está mejor posicionado ante la opinión pública.
Tomada la decisión, al elegido le llaman “candidato de unidad”, aunque generalmente sea todo lo contrario, de división, y convocan a convenciones municipales y estatales, pero como un mero parapeto, tratando de darle visos de una decisión “democrática”. Que nadie cree que sea tal.
En el caso de los panistas, supuestamente democráticos, el método es el de las convenciones. El registro de los aspirantes, es abierto.
Previamente ordenan sondeos, para ver quien está mejor posicionados. Sin embargo, el que tiene “mano”, para emitir opiniones sobre los aspirantes, es el gobernador en turno, como jefe máximo del partido en la entidad. Pero la que da rumbo u orientación a la votación interna, es la llamada “onda grupera”.
La opinión del Gobernador, es respetable, pero no la última palabra. Quienes deciden, al final de cuentas, son los mandones de los grupos que se han conformado al interior del partido. Los que deciden, en base a negociaciones de chambas y de acuerdo a la clientela electoral que controla cada quien. Chambas por votos, es la regla.
Los que están en un dilema, son los llamados “independientes”. Son tantos, y todos de sienten “tejidos a mano”, que no saben si adoptan el sistema de “El Dedazo” o el de las convenciones. Al final, unos y otros, aplicarán lo que aprendieron en los partidos políticos en los que militaron.
Ninguno quiere “dar su brazo a torcer”. Nadie quiere, trabajar para otros. Ninguno quiere “poner, los pies en la tierra”. Se aferran a la palabra casi mágica “independiente” y creen que eso les basta, para romper todos records electorales. Y todavía, soberbios, advierten : ¡que se cuiden los políticos tradicionales !
Y ese es el principal problema de los llamados independientes. Se niegan a reconocer sus limitantes, en materia política. No aceptan, que otros, puedan ser mejores que ellos.
La mayoría de ellos, lo más que aportan, es su presencia. Casi todos, carecen de capital político propio.
Y, por capital político, deben ser consideradas muchas cosas. Una intensa labor social, que les permita ser identificados en las zonas populares. No por guapos o bonitas, sino como luchadores sociales.
Que acrediten, qué gestiones han realizado, en la búsqueda de soluciones a problemas sociales.
A los llamados independientes, se les sugiere un tercer método de selección : decidan la suerte de cada quien, en un “volado”. Es democrático y legal. A menos que hagan truco.