Los léperos

Por : Gilberto LAVENANT

Tijuana BC 22 de mayo de 2016 (GT).- Bajo la expresión léperos, señala el candidato a Alcalde de Mexicali, de la coalición integrada por el PRI, PVEM, PT y Panal, Antonio Magaña, a los políticos que viven de la política.

Si bien es cierto que lépero es un adjetivo, que se aplica a quienes son groseros, desvergonzados y maleducados, Magaña lo utiliza para referirse a los vivales de la política.

Esa ha sido una expresión cotidiana, para el comentarista de televisión, ahora metido a candidato y entre tales ubica al candidato del PAN a la alcaldía mexicalense, Gustavo Sánchez Vásquez, quien al hacer pública su “3 de 3”, evidenció que es millonetas, “gracias” a la política.

La “3 de 3”, lo constituyen la declaración patrimonial, la declaración fiscal y la declaración de intereses de los candidatos a puestos de elección popular, cuya presentación está promoviendo el Observatorio Ciudadano de Baja California, que encabeza Eduardo Manuel Martínez Palomera.

Tal y como lo había anunciado, el pasado viernes, el comentarista de televisión, Antonio Magaña, candidato a alcalde de Mexicali, por la alianza encabezada por el PRI, reiteró sus señalamientos en contra del panista Gustavo Sánchez.

Todo empezó, según dijo Magaña, cuando en su buzón le dejaron copia de un contrato de prestación de servicios celebrado por el Despacho Jurídico Sánchez, Aguilar y Esquer Asociados, S.C. y el XXI Ayuntamiento de Mexicali, respecto del cual era socio el panista candidato a Alcalde de Mexicali, siendo diputado local.

Para Magaña, se dió un conflicto de intereses, pues Sánchez, a la fecha en que se firmó dicho contrato de prestación de servicios, era diputado local y se desempeñaba como secretario de la Comisión de Fiscalización del Gasto Público.

Resulta absurdo que por un lado cobrara por asesorar al Ayuntamiento de Mexicali, al que ahora pretende gobernar, y por la otra, como legislador y miembro de la Comisión de Fiscalización tenía la responsabilidad de revisar sus cuentas. Algo así como ser juez y parte, al mismo tiempo.

Las cosas se complicaron aún más, y se confirmaron, en contra de Gustavo Sánchez, pues tratando de cumplir con la exigencia de presentar su “3 de 3”, evidenció que es un millonetas, y que su participación en la política le ha redituado enormes ganancias.

Sobre todo, porque al presentar su “3 de 3”, se evidenció que el citado Despacho Jurídico lo integró en sociedad con Manuel Aguilar Bojórquez, Secretario de Planeación y Finanzas en la administración de José Guadalupe Osuna Millán.

De paso, que posee un patrimonio millonario, obviamente “gracias” a la política. Al final, salió a relucir que Sánchez tiene inversiones y cuentas bancarias, por un monto de cuando menos 20 millones de pesos. Magaña le llama “el Despacho divino” y a los “negocios” que realiza los identifica como leperadas.

Por si fuese poco, Magaña acusa a Sánchez de ser el autor intelectual de una “guerra sucia” que se ha desatado en su contra y amenaza con seguir sacando “trapitos al sol” del candidato panista. Lo trae de la cola.

Son muchos los que sospechan que los políticos han convertido la política en un negociazo. Y lo está confirmando el caso del panista que ostenta la candidatura a alcalde de Mexicali, cuyo despacho ha sido “generosamente” favorecido por las administraciones panistas, con los que ha celebrado contratos millonarios.

Está visto que la codicia no tiene límites, Gustavo Sánchez cobraba por partida doble: como diputado y como asesor del gobierno municipal.

Pero obviamente no le basta, pues ahora, además de cobrar como asesor del Ayuntamiento de Mexicali, pretende cobrar como Alcalde. Eso raya en lo absurdo.

Lo interesante es que, en tanto que muchos profesionistas están desempleados, otros como Sánchez y asociados, “gracias” a la política, son verdaderos potentados. Constituyen, lo que Magaña llama “Despachos divinos” y “cachan” importantes negocios del gobierno, que les reditúan enormes ganancias.

Pero más interesante aún, es que pese al escándalo, los diputados locales, que tanto hablan de claridad y transparencia, ante el caso de Magaña-Sánchez, guardan silencio. De “lengua” me como un taco. Silenciosos, pero, según Magaña, son unos léperos.

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