Por : Gilberto LAVENANT
Tijuana BC 1 de agosto de 2015 (GT).- Nadie puede negar que México atravieza por uno de sus peores momentos, en materia económica. La paridad del peso frente al dólar, es una clara advertencia de ello.
Si los mexicanos fuésemos todos marineros, cualquiera diría que “el mar está picado” y es momento de amarrar las embarcaciones al puerto. Salir a la mar, con mar picado, es casi la muerte.
Lamentablemente, la crisis económica, es algo peor que una tormenta. Afecta hasta a a quienes viven en tierra firme. Al que produce, al que consume, al que requiere de un empleo. Los precios de todos los productos de consumo básico, se elevan hasta resultar casi inalcanzables.
Obviamente, los pobres se hacen más pobres. Sus proyectos de bienestar se van casi a la luna. La compra de una vivienda, de un automóvil, la posibilidad de crear su propia empresa, el conservar los niveles de salud.
Igual le pasa al gobierno. Si el dinero público no alcanza, ni para cubrir el costo de operación, que incluye el regordete aparato burocrático y en especial lo saqueos por parte de los funcionarios corruptos. Cada día es menor la atención de las necesidades sociales.
Cada día, son mayores los asentamientos humanos fuera de las zonas urbanizadas, sin los servicios públicos elementales. Sin iluminación, sin recolección de basura, sin vigilancia policiaca. Condiciones propicias para que se desarrolle la delincuencia.
¿Hacia dónde vamos? Hacia donde nadie quisiera ir. Peor aún, hacia donde nadie quisiera que fueran sus hijos.
Pero son las consecuencias, de vivir en una sociedad enferma, con una economía enferma. Los narcotraficantes, seguramente nunca imaginaron ver a sus hijos perecer ante las drogas. De la misma manera que los corruptos, ni siquiera pensaron en que al saquear las finanzas públicas, estaban carcomiendo los cimientos de las estructuras de gobierno, que hoy amenazan desplomarse.
Aquella expresión de que México es un país rico, por sus enormes riquezas naturales, hoy se ha convertido en solamente una leyenda. Los ricos se apropiaron de la mayoría de las riquezas públicas. Los pobres, carecen de todo.
Es importante observar y reconocer todo esto, para tratar de entender el por qué la política se ha convertido en uno de los más grandes males de Mexico. Los políticos que llegan, con cada nueva elección, no traen nada nuevo. En su mayoría, llegan a tratar de hacerse ricos, a costa de lo que sea.
Por eso, es como una burla, el verlos llegar, diciendo cándidamente ¡yo quiero ser! ¡Yo reúno las condiciones para ser! Pero no dicen cómo pretenden hacerlo.
En especial, cómo harán, para enfrentar esta crisis económica, con una economía colapsada, con ingresos públicos precarios y con las necesidades sociales a la alza.
Por cierto, hasta no hace mucho, la candidatura a una diputación local, implicaba erogar de 200 a 300 mil dólares –siempre se han cotizado en moneda americana, y una alcaldía, más de un millón de dolares. Ahora, pese a las limitantes electorales respecto a los gastos de campaña, los presupuestos políticos serán muchos mayores.
Al márgen de las prerrogativas de los partidos políticos, que se ven seriamente disminuídas, a la hora del reparto entre los candidatos, ahora no basta preguntar a los aspirantes a algún puesto de elección popular : ¿quieres ser?, sino : ¿tienes con qué cubrir los gastos de campaña?
Claro, todos dicen que sí. Cuando los procesos electorales eran más sencillos, o mejor dicho más fácil manipularlos, cuando cualquiera podía anticipar los resultados, los candidatos, presuntamente ganadores, recibían apoyos de muchas partes. Y no se fijaban, si los recursos eran de procedencia lícita o ilícita.
Algunos candidatos, eran más “afortunados” que otros. Al final de cuentas, nadie se percataba que esos políticos estaban hipotecando el futuro desarrollo de la comunidad que pretendían gobernar. El dinero lo recibían a cambio de comprometer la contratación de obras públicas o de facilitar negociaciones a la sombra del gobierno.
Y esos individuos sin escrúpulos, con tales acciones deshonestas, cavaron un pozo profundo, para enterrar los sueños deprogreso y bienestar la ciudadanía en general.
Por ello, ante el aparente candor de los aspirantes, que dicen que ellos puden ser, habría qué ver, quienes serán sus financieros. Quienes les facilitarán recursos, para hacer realidad sus sueños políticos.
Las crisis económicas, en un país como México, efectivamente surgen por muchos factores. Unos internos y otros externos. Pero mucho tienen que ver los individuos perversos, que llegan en busca de riquezas mal habidas.
Para que las condiciones socioeconómicas de México cambien, se deben cambiar las leyes y costumbres que propician o toleran la corrupción. A la cárcel, el que robe. Lo mismo que todo aquel que tuerza o utilice las leyes en su beneficio propio. Que la política deje de ser el fructífero negocio que es actualmente y que se sancione a los políticos sinvergüenzas.