Por : Gilberto LAVENANT
Tijuana BC 7 de abril de 2016 (GT).- Doña Carolina Aubanel, hizo pública una carta, mediante la cual prácticamente se despide de su frustrada aventura política, como supuesta independiente.
En su despedida, supuestamente derrochando hartazgo respecto de los políticos tradicionales, se lleva de paso a sus parientes y amigos, que vivieron al amparo de la pasada administración municipal, que encabezó su exesposo Carlos Bustamante Anchondo.
Luego de plantear el cuestionamiento ¿por qué participar? responde : “si nosotros los ciudadanos no actuamos, Tijuana seguirá en el rezago; en el abandono y seguirá siendo BOTIN Político”. Conste, lo dijo ella.
Botín, es el conjunto de bienes robados. Botín político, obviamente, es relativo a lo robado por gobermatres o funcionarios públicos.
Curiosamemnte, aunque ahora pretendía competir para ocupar la presidencia municipal de Tijuana, y aunque ella no laboró al servicio del XX Ayuntamiento, además de que su familia sí, se presumía que en dicha administración municipal, fue algo así como “ministra sin cartera”.
Su hija, Carolina, ocupó la presidencia del DIF, Sistema Para el Desarrollo Integral de la Familia.
A su hijo, Carlitos, se le liga con los negocios “alternos” realizados al amparo del XX Ayuntamiento. Como por ejemplo, el asunto del fracasado programa de las luminarias de la ciudad.
Carlitos, firmó la denuncia de hechos, presentada en contra de funcionarios del XXI Ayuntamiento, como presuntos responsables de los delitos de abuso de autoridad y otros, por lo de la clausura del Casino Arenia.
Muchos de quienes le acompañaban en la aventura como dizque independiente, fueron colaboradores de su exesposo, en el XX Ayuntamiento.
No es clara. No precisa a qué botín político se refiere. Ni a qué pillos.
Tampoco explica, como es que pretendía justificar su supuesta independencia, si por siempre, su familia ha estado ligada con el Partido Revolucionario Institucional.
Empezando por su padre, el Dr. Gustavo Aubanel Vallejo, que fue el primer alcalde priísta de Tijuana. Ni para qué hacer referencia de otros parientes.
Doña Carolina, dedica la mayor parte del texto de su carta, para hacer referencia a lo que considera inconsistencias, omisiones y “errores” de la autoridad electoral, al revisar los apoyos ciudadanos que mostró, para tratar de acreditar su pretendida candidatura y que le fueron cancelados.
Pero dice que se rehusa a impugnar ante el Tribunal Electoral, supuestamente, “por no ser el espíritu de este equipo que busca la propuesta, el civismo y la prosperidad de una ciudad dentro de la paz y el fortalecimiento de sus instituciones”. Que tan poco le duró el coraje.
Las resoluciones de autoridad, cualesquiera que sean, cuando al afectado, le asiste la razón y el derecho, se impugnan o se combaten. Quienes prefieren guardar silencio, entonces tácitamente reconocen o aceptan, que fallaron. Por algo se dice que el que calla otorga.
Lo que está claro, es que los presuntos independientes, hasta en la derrota o el fracaso, derrochan soberbia. Por eso fracasaron.
Por el momento, está visto que los presuntos independientes de Tijuana, no eran tan “broncos” como aparentaban.
Hablan, de presunto cambio, pero no fueron capaces de demostrar que ellos están en condiciones de lograrlo. Como dicen, del dicho al hecho, hay mucho trecho.
Ahora, tal parece no hubo quienes advirtieran a doña Carolina, que el tratar de meterse a la política, aunque sea como independiente o apartidista, implica riesgos.
Tampoco le advirtieron, lo que deben tomar en cuenta quienes pretenden erigirse en jueces o críticos, que para tener la lengua larga, hay que tener la cola corta.
O bien, que antes criticar o calificar a otros, se debe tener en cuenta aquello de que “quien esté limpio de culpa, que tire la primera piedra”.
Las mujeres están acostumbradas, al hecho de que, por ser mujeres, se les perdonen fallas, errores o excesos. La paridad de género, implica igualad. Y eso incluye, que “el que se lleva, se aguanta”.