Por : Gilberto LAVENANT
Tijuana BC 10 de agosto de 2015 (GT).- Tanto tiempo ha transcurrido y a ninguna institución pública o privada, se les ha ocurrido la posibilidad de establecer cursos de capacitación en política y administración pública. Si es imposible evtar la proliferación de políticos, al menos que los capaciten.
No es la intención de que todo político sea profesionista en determinada ciencia. Pero que si tienen aspiraciones de incursionar en la administración pública, que al menos tengan nociones sobre los aspectos básicos del gobierno municipal, o estatal.
No ha habido tantas dificultades, porque la mayoría de las veces, aprovechan la experiencia del personal de base. Los funcionarios de segundo y primer nivel, generalmente son simples firmones. Los auxiliares, preparan los proyectos, o los supervisan, y ellos simplemente firman. Se lucen, pues, con el trabajo ajeno.
Pero hay tantos temas, en los que requieren una capacitación básica. En tiempos de campaña, en materia de derecho electoral. Ya en funciones, manejo de recursos humanos, relaciones públicas, el uso de los medios de difusión, interpretación de estados financieros, inventarios.
Sería ideal, que se adecuaran las leyes electorales, y se exigiera, para el registro de candidatos a puestos de elección popular, haber cursado al menos un diplomado, específico, con materias propias o adecuadas al cargo por el que pretendan competir.
Porque, las regidurías, tienen actividades específicas qué desarrollar. Conocer el protocolo de las sesiones de cabildo. Las funciones y alcances de cada comisión, reglamentación municipal, las materias reguladas por los ordenamientos locales.
Sin duda alguna, el trabajo del gobierno municipal, por ejemplo, sería más efectivo y eficiente. Actualmente, el primer año de una administración municipal, es considerado como el año del aprendizaje.
El trabajo público, debe ser considerado como cualquier empleo. Desde la primer contratación, se debe tener la capacitación adecuada para el mejor desempeño. Se evitarían errores y por lo tanto pérdidas de recursos.
Definitivamente, mejorarían en su funcionamiento las administraciones públicas, porque eso de operar con aprendices, si que está difícil.
El columnista tuvo oportunidad de entrevistar, prácticamente a todos los candidatos a diputados federales de todos los partidos políticos, que contendieron por los distritos de Tijuana, en los pasados comicios. Nadie recibió capacitación previa para ello.
A partir de esa etapa, se requiere la preparación. Que se les explique, qué es la política y qué son los partidos políticos. Qué es una contienda electoral y como deben comportarse, ante los electores.
La verdad, daban lástima, la mayoría de los candidatos. No solamente desconocían sus respectivos distritos electorales, sino además, las facultades y funciones del cargo al que aspiraban.
A la mayoría, los enviaron a la contienda, con la simple “bendición”. Nadie traía asistente personal, que les armara o manejara la agenda diaria. Desconocían la problamática de sus respectivos distritos electorales. Carecían de la asesoría más elemental. En especial, para desempeñarse ante los medios de difusión.
Si se les orienta, si se les capacita, podría rescatarse muchos buenos elementos y se desterraría a los malos, porque generalmente los flojos, son corruptos. Si les exigen que se capaciten, generalmente desertan.
La ciudadanía reclama cambios. Pero las dirigencias partidistas y los políticos en general, suponen que los cambios vienen solos. Están totalmente equivocados.
Si lo partidos políticos no mueven un dedo, las instituciones de educación superior, están obligadas a hacerlo.Tienen al personal especializado para ello, las instalaciones. Solamente les falta la iniciativa para hacerlo.
Estaríamos viendo, por ejemplo, diplomados para regidores, para síndicos procuradores e incluso para directores de obras, por citar algunos temas.
También podrían establecerse diplomados para jueces calificadores, para auxiliares adminatrativos, para manejo de recursos de personal.
El haber acudido a tales cursos, no sería garantía de empleo, pero sí constancia de la capacitación recibida y de ser idóneos para el empleo.
Además, dicen que el conocimiento no hace daño a nadie. Se puede acudir a tantos cursos, como se tenga oportunidad de ello, lo que validaría el curriculm del aspirante a detereminado cargo.
Imaginen a una persona, que haya cursado diplomados de regidores, sería de las que tuviesen mayores posibilidades de ser considerada, al menos para una suplencia.
Todos aspiran llegar al cielo. Pero nadie se prepara para nada. ¿Así cómo?