El visitante incómodo

Por : Gilberto LAVENANT

Tijuana BC 20 de diciembre de 2015 (GT).- Tal y como ya estaba previsto, la presencia en Tijuana del General, en condición de retiro, Sergio Aponte Polito, no pasó de ser la de un visitante incómodo. El efecto fue simplemente mediático.

Fue interesante observar, y escuchar, a un hombre que tiene el valor de repetir, ante periodistas y hombres de empresa, las denuncias que hizo, hace 7 años, aproximadamente, en el sentido de que los funcionarios de Baja California, encargados de la procuración de justicia, estaban estrechamente ligados con el crimen organizado.

Obviamente, resta valor, a la palara del militar, el hecho de que su presencia obedeciera a invitación de un priísta aspirante a la candidatura a alcalde de Tijuana y por lo tanto, su visita y lo que dijo, tuvo tintes electoreros.

Cuestión esta que aprovecharon los aludidos, entre ellos el exGobernador panista José Guadalupe Osuna Millán, y el dirigente del PAN en Tijuana, Raúl Felipe Luevano Ruíz, para descalificar tanto lo que dijo, como su visita.

De nueva cuenta, quien fue Comandante de la Segunda Zona Militar, repitió, uno a uno, los graves señalamientos que hizo, hace 7 años, a través de lo que hoy se recuerda como “Las Cartas de Aponte Polito”.

Pero, como ocurrió en su momento, su presencia tuvo solamente un efecto mediático.

El columnista había apuntado al respecto, que quizás su visita fuera para anunciar que Aponte Polito, sería invitado a ocupar la titularidad de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal de Tijuana, pero el propio militar descartó esa posibilidad. Sería tanto como “rebajarase”, según dijo.

En todo caso, si se lo solicitan, podría recomendar quien ocupase esa posición. Pero hasta ahí.

La única ventaja, para quien lo invitó a venir a Tijuana, el priísta David Saúl Guakil, es que da a entender, que si logra la candidatura a Alcalde y llega a suceder en el cargo, al Dr. Jorge Astiazarán, procurará designar como Secretario de Seguridad Pública Municipal, a alguien mucho mejor que a “El camillero”. A alguien que conozca el tema de la seguridad pública y logre reducir el clima de inseguridad existente en Tijuana.

Pero, como dicen, primero es lo primero. Luego lo segundo. Primero requiere asegurar la candidatura. Luego, lograr el triunfo electoral en los comicios del 2016. Entonces sí, designará a quien quiera en la Secretaría de Seguridad Pública Municipal.

Lo que el militar no precisa, es la razón por la cual, los señalamientos quedaron simplemente en el terreno mediático.

Por qué, si su objetivo como jefe militar, era básicamente coadyuvar en el combate al crimen organizado, no denunció formalmente a los involucrados, en lugar de simplemente mencionarlos en sus cartas, que eran simplemente escritos privados.

Por qué, si tuvo el valor para escribir sus cartas, que dió a conocer a la opinión pública, no lo tuvo para enderezar denuncias formales ante la Agencia del Ministerio Público Federal.

Las denuncias que hizo, aunque delicadas, carecen de efectividad jurídica, si nunca llegaron al plano formal. Hoy, muchos de los involucrados, estarían en prisión, pagando sus fechorías. Y Tijuana hubiese recuperado en menor tiempo el clima de seguridad que se reclamaba.

Es como cuando alguien truena y amenaza con proceder ante todas las instancias posibles, contra quien resulte responsable de hechos delictivos, pero se conforma con recurrir a los medios y nada hace para denunciarlos penal y legalmente. A los malandros, no se les acaba, ni combate, como a las moscas. Con puros periodicazos.

Hasta a ahí, la figura de Sergio Aponte Polito, queda en una simple leyenda mediática. Pudo, pero no quizo, o no se atrevió, ser un ejemplo de combate al crimen organizado.

Hoy, 7 años después, de aquel entonces, regresa a Tijuana, cuando se vive un clima de violencia como en el 2008, quizás por las mismas causas que entonces. Pero ahora carece de autoridad para combatir a los criminales y a los corruptos.

Más bien debería darle pena, no haberse atrevido a ir más lejos. Prefirió, sumiso, acatar las instrucciones de sus superiores, abandonar la plaza e ir a desempeñar un cargo administrativo y dejar a los bajacalifornianos que siguieran padeciendo sus males.

Es evidente, que quien lo invitó a venir a Tijuana, no midió el alcance de esto, o simplemente lo que pretendía era el mero efecto mediático. Lo que es lo mismo que una mera simulación.

La presencia de Sergio Aponte Polito, en esta frontera, no es un parteaguas en las condiciones de inseguridad, prevalecientes actualmente.

Ni la visita del general ha cambiado las cosas. Fue un visitante incómodo, para todos los involucrados o aludidos en sus denuncias. Hasta ahí.

Cuando mucho, un desahogo.

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