Por: Gilberto LAVENANT
Tijuana BC 29 de marzo de 2016 (GT).- Independientemente de quienes se registren como candidatos a munícipes o a diputados locales, el principal reto a vencer, en los comicios locales intermedios, de junio del presente año, es el abstencionismo.
Observadores, analistas e investigadores coinciden en señalar que la apatía o el desinterés de los electores de Baja California, es excesivo.
Se consideraba que la creación de la figura de los candidatos ciudadanos o sin partido, en la legislación local, vendría a estimular a los bajacalifornianos a acudir a las urnas.
Sobre todo, luego del triunfo electoral de Jaime Rodríguez “El bronco”, quien por la vía de los independientes, llegó a la gubernatura de Nuevo León.
Tan entusiasmados andaban, con la posibilidad de repetir la hazaña, que surgieron varios grupos, algunos de cuyos integrantes viajaron hasta Nuevo León, para conocer el método o estrategia utilizado por “El bronco”, para vencer a los candidatos del PRI y PAN.
El primer “detalle”, es que los supuestos candidatos ciudadanos, resultaron ser meros políticos reciclados, que abandonaron las organizaciones políticas en las que militaban, o en las que pretendían militar, debido a que les limitaron las oportunidades de ocupar espacios en la función pública.
Habrá quienes digan que lo mismo ocurrió con “El bronco”, quien inició su carrera política en el PRI.
Cuando estaban a punto de dejar huella en la historia política de Baja California, les ganó la soberbia y no pudieron unirse en torno a uno solo. El exlíder empresarial, Juan Manuel Hernández Niebla, prefirió abandonar la carrera, si él no era el elegido.
Los otros 3, decidieron lanzarse en forma independiente, cada uno por su lado, con lo que se dañaron ellos mismos, haciendo fracasar el movimiento.
De los 3, hasta esta semana, solamente Gastón Luken Garza, había logrado superar las barreras electorales, para ser candidato independiente.
En tanto que Carolina Aubanel y Carlos Atilano, continuan reclamando, argumentado que es injusto el trato que les han dado las autoridades electorales.
Por lo que respecta a los partidos políticos, primeramente desconcertados por los efectos de la paridad de género y luego enfrascados en pleitos internos, han demorado en la selección de sus candidatos.
En tales condiciones, ni tiempo han tenido de definir las líneas de sus respectivas campañas electorales. Aquellos temas y posicionamientos que habrán de abordar y establecer, para tratar de convencer al electorado de que voten por ellos. Que ellos son la mejor opción.
En unos días van a salir a la calle, a recorrer los diversos distritos electorales, pregonando posturas y propuestas.
Lo primero que se van a topar, es con el desinterés de los electores, por las cuestiones políticas, el repudio o rechazo hacia los políticos tradicionales, al considerar que todos son iguales. Que da lo mismo votar por unos o por otros, o simplemente no votar por nadie.
Total, salvo las campañas cobijeras, los electores observan que los proyectos que les plantean durante cada contienda electoral, para convencerlos de acudir a votar, se desvanecen apenas concluye la jornada electoral y nunca cristalizan.
El desencanto se refleja en los porcentajes de abstencionismo que se ha registrado, en cada proceso electoral.
En la elección federal intermedia de 1991, el abstencionismo representó solamente el 22.11%. En la federal de 1994, prácticamente continuó igual. Con 22.31%.
Un año después, en la elección estatal de 1995, se incrementó al 37.46%.
A partir de la elección federal intermedia de 1997, se acentuó el abstencionismo, llegando al 50.86%.
A partir de entonces, el desinterés por las elecciones siguió incrementándose. 53.53 % en la estatal intermedia de 1998; luego registró una leve disminución en el 2000, para quedar en 43.64.
Un año más, en la estatal del 2001, volvió a subir, hasta llegar a 63.48%. Dos años después, en la federal intermedia de 2003, llegó a 68.98%.
El más alto nivel de abstencionismo fue en las elecciones del 2015, que llegó a 70.46% en Baja California.
Los dirigentes partidistas, en lugar de preparar a sus militantes, para mejorar la calidad de sus candidatos, están optando por recurrir a la popularidad de los individuos.
Por eso, han recurrido a artistas o deportistas, tratando de dar a los electores “gato por liebre”.
Ingenuamente creen que la fama, es sustituto de capacidad, y con personajes conocidos o mujeres bonitas tratan de engatuzar a los electores.
Luego de los comicios de junio próximo, se podrá observar el efecto, de confundir la política con el espectáculo.