Por: Gilberto LAVENANT
Tijuana BC 25 de marzo de 2016 (GT).- Aunque la posibilidad de que el Teniente Coronel en retiro, Julián Lryzaola Pérez, participara en el presente proceso electoral, como aspirante a ocupar la Presidencia Municipal de Tijuana, se ventiló abiertamente, esto ya es casi una realidad, a partir de que esta semana se registró como precandidato.
Todo indica que en junio próximo, el nombre de Leyzaola, aparecerá en las boletas electorales, como candidato a Alcalde de Tijuana, por parte del Partido Encuentro Social.
Esta semana se llevó a cabo su registro como precandidato, en el proceso interno del PES, cuyos dirigentes presumen a Leyzaola, como otros lo hacen con sus “estrellas”.
Ciertamente, el repudio hacia los políticos tradicionales, ha obligado a las organizaciones políticas a matizar esa situación, incluyendo en las postulaciones, a personajes considerados como, populares. El caso de Leyzaola, es uno de ellos.
Otros partidos, han recurrido a artistas, deportistas, locutores, periodistas. La estrategia, en cierta forma, les ha dado resultado. Pero el caso de Leyzaola, es especial. Aún es tiempo de reflexionar sobre esta posibilidad y lo que implica que el militar en retiro, haga su debut en política.
Hasta antes de la administración panista de Felipe Calderón, el papel del ejército, en general, estaba destinado a los cuarteles militares. Su objetivo, era mantener la paz interior del país. Realizaban tareas sociales, en caso de emergencias o desastres naturales.
Al declararle la guerra al narcotráfico y comprobar que fracasaba el gobierno federal, pues en gran parte sus corporaciones estaban infiltradas por el narcotráfico, Calderón sacó a los militares de los cuarteles y los puso a vigilar las calles.
El ejército perdió su honorabilidad, así como la gratitud que le tenían los mexicanos, cuando al salir a las calles, los militares abusaron de su condición de autoridad, armada, cometiendo toda clase de atropellos y vejaciones.
Sin embargo, en zonas como Baja California, y específicamente en la frontera de Tijuana, se recurrió al ejército, no solamente para patrullar las calles, sino que se encargo la dirección de las corporaciones policiacas a militares, como ocurrió con Leyzaola.
La rígida formación militar del Teniente Coronal en retiro, fue algo más que una cuña, para combatir, no solamente la corrupción que se da en toda corporación policiaca, sino al narcotráfico que se había infiltrado en la policía municipal.
Se recuerda como la época más difícil de la policía preventiva de Tijuana, cuando Julián Leyzaola Pérez, militar en retiro, fue asignado como Secretario de Seguridad Pública. No solamente eran constantes las ejecuciones de presuntos narcos, sino también policías que se oponían a sus actividades o se resistían a sumarse o someterse a sus directrices.
Leyzaola se convirtió en un personaje controvertido. Mientras unos le reconocían como el autor de la pacificación de esta frontera, otro lo señalaban como torturador y arbitrario.
Las acusaciones en contra de Leyzaola se llevaron hasta los órganos internacionales, encargados de la defensa de los derechos humanos, al grado de que fueron base para recomendar su inhabilitación. Hoy dice que logró superar esas barreras, que dizque había fondo político en ellas.
Ahí siguen los expedientes relativos a esas supuestas arbitrariedades, que dieron fama a Leyzaola, a nivel internacional, como hombre duro, casi personaje de leyenda, cuando refería como “mugrosos” a los presuntos narcos.
De una ficha técnica, relativa a casos de vejaciones y torturas, atribuidas a Leyzaola Pérez, se extrae lo siguiente :
“El día 5 de noviembre, en el marco del 137° período de sesiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, la Comisión Ciudadana de Derechos Humanos del Noroeste, A.C. (CCDH) y la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de Derechos Humanos, A.C. (CMDPDH), en nuestro carácter de copeticionarios, nos presentamos ante ese organismo intergubernamental en la Audiencia Temática “Seguridad Pública y Derechos Humanos en Tijuana, Baja California”, en la cual, junto con familiares de víctimas de tortura, se dió testimonio de los presuntos abusos cometidos por elementos del ejército y autoridades municipales de Tijuana (Tte. Cor. Julián Leyzaola Pérez, Secretario de Seguridad Pública Municipal y Cap. Gustavo Huerta, Director de Policía y Tránsito), en la modalidad de detenciones ilegales y arbitrarias, incomunicación, violación al debido proceso y a la debida defensa, así como torturas y otros tratos crueles, inhumanos y degradantes en contra de policías de dicha entidad y de civiles que se encontraban bajo arraigo en instalaciones militares y en el hotel Real Inn de Tijuana que funge como Centro de Arraigo de la PGR, en distintas fechas, en el año 2009”.
En otra parte señala : “De manera particular, entre abril y septiembre de 2009, la CCDH y la CMDPDH documentamos los casos de 25 policías municipales de Tijuana, 4 civiles del municipio de Playas de Rosarito, 2 agentes ministeriales adscritos a la Procuraduría General de Justicia del Estado de Baja California en Mexicali y 11 policías municipales de Tijuana. Salvo los dos agentes ministeriales que solo fueron torturados y liberados al siguiente día, el resto fueron arraigados y torturados por personal militar y, en el caso de los policías municipales, además, torturados por los funcionarios policíacos de Tijuana arriba citados”.
Las narraciones al respecto, son extensas y dramáticas. Hoy el controvertido Leyzaola, aparece como “blanca palomita” e incursiona en política.
Quienes lo promueven y aplauden, evidentemente están confundidos. El de Tijuana, no es un problema policiaco. Hay inseguridad, pero no al grado de ponerla en manos de un militar en retiro. Puede salir peor el remedio, que la enfermedad.