Tijuana, B. C., 6 de noviembre de 2016 (GT).- Hay una íntima relación entre comercio y medio ambiente, como dos caras de una misma moneda, pero debe duplicarse el esfuerzo de los gobiernos y organismos empresariales, para que cualquier negocio incorpore la variable ambiental y eso le dé mayor rentabilidad y certidumbre de futuro a sus actividades.
Así lo enfatizó José Carmelo Zavala Álvarez, director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental (CIGA), destacando la importancia de que los comercios pequeños tengan apoyos o incentivos para incorporar exitosamente el tema ambiental y esto permita mayor rentabilidad de su actividad comercial y que su negocio sea duradero, es decir, sustentable.
“La certificación de Comercio Verde que da el gobierno municipal, aunque modesta en sus alcances y resultados, está alineada con una tendencia internacional, que se apoya en instrumentos de mercado y da estímulos económicos que superan a veces las legislaciones nacionales, obligando por ejemplo a tener las tarimas del embalaje certificadas o etiquetas sobre contenidos de solventes y metales pesados, etcétera”, explicó.
Opinó que ejemplos nacionales exitosos son el Programa de Auditoria Ambiental y, sobre todo, el de Liderazgo Ambiental para la Competitividad, que ha sido importante para las pequeñas empresas porque estimula el efecto cascada en la cadena de suministro y proveedores de grandes corporativos, teniendo un efecto multiplicador, además de que sus estadísticas de caso reflejan con claridad la relación de rentabilidad y mejora del medio ambiente, incluso más allá del necesario cumplimiento de las regulaciones ambientales.
“Hasta por sobrevivencia, el comercio está obligado a tener prácticas cada vez más amigables con el medio ambiente, los sectores o giros comerciales que no puedan evolucionar en este sentido están condenados a la extinción, como sucedió en el pasado; hoy algunos giros comerciales están en ese camino por ignorar el tema ambiental, siendo que este tema en ocasiones hasta les sumaría en rentabilidad”, comentó.
Zavala Álvarez añadió que así como los gobiernos, los grandes corporativos tienen expertos que atienden temas de medio ambiente y es verdad que las micro y pequeñas empresas necesitan apoyo tanto de los gobiernos, como de asociaciones y cámaras empresariales, pero lo que no es aceptable es la ausencia de prácticas amigables al medio ambiente por ignorancia u omisión, habiendo tanta información y de muy fácil acceso.
El director del CIGA recalcó que es vital sacar la cuenta completa a favor y en contra, para conocerla y desmenuzarla en busca de oportunidades de mejora y recordó que desde los años noventa, en tratados comerciales entre países, como el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Estados Unidos, Canadá y México, se empezó a reconocer la íntima relación entre comercio y medio ambiente.
“Cuando en los noventa se incluyó un capítulo ambiental en el TLC resultaba novedoso y para algunos un sinsentido relacionar comercio y medio ambiente; entonces las preocupaciones y argumentos fuertes eran que México podría competir comercialmente con ventaja por su legislación ambiental más laxa y su menor capacidad para hacerla cumplir, amén de las lecturas aún hoy distintas de los resultados y efectos del TLC”, dijo.
Afirmó que la Comisión para la Cooperación Ambiental (CCA) con sede en Montreal, siempre ha tenido claro que el respeto al medio ambiente es la base indispensable de una relación comercial sustentable y añadió que él, como coordinador nacional del Comité Consultivo Mexicano del Acuerdo de Cooperación Ambiental de América del Norte (ACAAN), ha sido testigo de la transformación de la política comercial en últimos años.
“Lo que en los noventas fue novedad y vanguardia en el TLC, ahora se refleja hasta de manera natural en otros tratados comerciales el Tratado de Asociación Transpacífico (TTP, por sus siglas en inglés), que tiene capítulos específicos sobre responsabilidad social empresarial, medio ambiente, desarrollo sustentable y sustentabilidad corporativa”, comentó José Carmelo Zavala.
Finalmente, refirió que el tratado comercial entre Canadá y la Unión Europea tiene capítulos sobre desarrollo sustentable, agricultura sustentable, certificación de sostenibilidad, certificación de orgánico y sustentabilidad corporativa, además de que las directrices de la OCDE sobre Gobierno Corporativo y Crecimiento Económico Sostenible dan cuenta de manera explícita y detallada de la relación comercio y medio ambiente.