Por : Gilberto LAVENANT
Tijuana BC 4 de noviembre de 2015 (GT).- La expresión “Dar atole con el dedo”, es una manera sarcástica, para referir acciones que aparentemente tratan de dar solución a un problema, pero que en realidad se le elude. El problema es que los quejosos o quienes reclaman atención, piensan que realmente les están dando respuesta a sus reclamos. Y funciona.
El atole, es un alimento muy común en la cocina mexicana. Y es sumamente satisfactorio ingerirlo. Pero a jarro directo. Porque con el dedo, no logra satisfacer a nadie.
Viene al caso señalar esto, para observar que el pasado lunes, día de asueto para muchos, hubo sesión de Cabildo del XXI Ayuntamiento de Tijuana, que preside el Dr. Jorge Astiazarán Orcí.
Había cupo lleno, principalmente dirigentes de transportistas tradicionales. Se suponía que ahí se darían a conocer los resultados de las consultas y foro realizado por el gobierno municipal, en torno al transporte público. Básicamente, en base a lo cual se determinaría la posible y necesaria regulación de Uber, el transporte que se contrata mediante aplicaciones cibernéticas.
Se tocaron varios temas. Todos relativos al transporte. Pero nada sobre Uber.
Los rostros de los dirigentes de los tansportistas, manifestaban alegría, satisfacción. Según ellos, le ganaron la primer batalla a Uber, pues no se emitió acuerdo alguno, tendiente a su regularización. Ahora se puede decir, que “el atole” estaba sabroso.
¿El motivo de la aparente satisfacción? Un par de “parches” que se hicieron en el Reglamento del Transporte Público para el municipio de Tijuana, con los que, supuestamente, se cierra la puerta a la posible regularización y operación de Uber.
El primer “parche”, consistió en agregar un párrafo al artículo 58, del Reglamento de Transporte, que se refiere a los casos en que vehículos destinados al servicio particular o privado, podrán trasladar personas o mercancías, pero cuando lo hagan sin finalidad de lucro. O sea, cuando no cobren por dicho servicio.
El texto agregado, es el siguiente : “Tampoco podrán prestar el servicio de transporte los vehículos que se contraten o soliciten mediante dispositivos electrónicos o aplicaciones tecnológicas, sin que medie autorización previa, expresa y por escrito de la autoridad municipal”.
Para los transportistas, ese fue el candado que cerró la puerta a Uber, pues de este “parche”, se desprende que, con toda y su tecnología, no puede prestar servicio de transporte en Tijuana. “Sin que medie autorización previa, expresa y por escrito de la autoridad municipal”. Por eso los transportistas, estaban que se lamían los bigotes.
Sin embargo, cabe observar que los integrantes de la Comisión de Vialidad y Transporte del Cabildo, que plantearon la reforma, omitieron establecer un capítulo, para precisar las condiciones para que empresas de transporte de pasajeros, que ofrecen sus servicios mediante aplicaciones cibernéticas, pudiesen lograr esa : “autorización previa, expresa y por escrito de la autoridad municipal”.
Así mismo, tampoco se estableció un capítulo, que mencionara el registro y control de ese tipo de transporte de pasajeros, que supuestamente fue el origen de la consulta y foro, realizado recientemente, actualizando uno de los argumentos más fuertes de las autoridades municipales, para no meterse con Urbi : que para la reglamentación municipal del transporte, Uber no existe y que por lo tanto, no es materia de regulación, ni control.
Y no solo eso, con tales omisiones, dejan la puerta abierta, de par en par, para que Uber, haga valer el recurso de amparo, y con una simple suspensión provisional, como lo hacen tantos transportistas tradicionales, pueda seguir operando.
Distinto sería, si se hubieran atrevido a establecer las normas que regulen a Uber. En lugar de tratar de frenarlos, con un simple parche. Pero los transportistas supusieron que con eso sería suficiente. Pronto comprobarán que no es así.
El otro “parche”, se hizo al artículo 97, del Reglamento de Transporte de Pasajeros, relativo a las obligaciones y derechos de los concesionarios. Mero distractor.
El surgimiento de Uber, así como de modalidades similares, para el transporte público de pasajeros, ha generado problemas y controversias, en todas partes del mundo. A mediados del presente año, en el Distrito Federal, se establecieron las disposiciones jurídicas para su regulación. Llama la atención, observar que en Tijuana, no se hayan atrevido.
Por cierto, en la sesión de cabildo del pasado lunes, se aprobó el Programa Integral de Regularización del Transporte Público de Tijuana, pero que no será aplicable a Uber, porque jurídicamente no existe.
El darle vueltas, al tema de Uber, indica que no hay intenciones de regularlo. Que se le dejará que opere libremente, aunque carezca de permiso o concesión.
Incluso, se insiste en argumentar que Uber es un transporte privado, no público y que por eso se elude la posibilidad de regularlo, como a las demás modalidades de transporte de pasajeros.
Por eso, surgen las dudas y las sospechas : ¿Por qué en otras partes de México, sí se atrevieron a regular a Uber, y en Tijuana no ? Obvio, “hay gato encerrado”.