Por : Gilberto LAVENANT
Tijuana BC 11 de mayo de 2016 (GT).- La posibilidad de que Donald Trump, sea el próximo Presidente de Estados Unidos de Norteamérica, dado su feroz “amor” por México, no ha sido dimensionada por los mexicanos.
La posibilidad de que Trump sea el sucesor de Barak Obama, ha sido considerada por los mexicanos, simplemente como una broma de mal gusto.
La intención de construir una barda fronteriza, a cargo de las remesas mexicanas, es tan solo una muestra de lo que representaría Trump para México.
Obviamente el republicano no entiende que Estados Unidos y México, representan una comunidad internacional, cuyas economías se complementan.
Hay una interdependencia. Ninguno de ambos países pueden ser totalmente independientes. Estados Unidos de Norteamérica, basa su poderío, apoyado en gran parte en la débil economía de México.
México, basa su economía en gran parte en su vecindad con la unión Americana. Miles de mexicanos cruzan la frontera en busca de mejores condiciones de vida. Esto alivia la presión que representa el alto nivel de desempleo de mexicanos y su elevado nivel de pobreza.
México es receptor de todos los productos norteamericanos de desecho. Defectuosos o bajos nivel de calidad, que en territorio norteamericano representarían pérdidas cuantiosas, que además implicarían un alto costo, deshacerse de ellas.
México las recibe y les da un segundo o tercer uso, además de que consume lo que allá haría crecer los tiraderos, de productos perecederos, como de uso general, que ya agotaron su período de vida o uso.
Pero Trump, prácticamente ha manifestado su intención de terminar con esta interdependencia. Condición que sería catastrófica, para las economías de ambos países.
Lo lamentable es que la postura antimexicana de Trump, está teniendo el respaldo de muchos norteamericanos. Lo que denota que el sentimiento racista está muy generalizado y explica en parte el trato discriminatorio que se da cotidianamente a los mexicanos.
Las elecciones para Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, están programadas para llevarse a cabo el martes 8 de noviembre de 2016.
El sistema de elección, es totalmente distinto al de México. En las elecciones primarias, que se efectúan entre el 1 de febrero y junio de 2016, los electores seleccionan a los electores presidenciales, que constituyen un Colegio Electoral, que tiene a su cargo la elección de un nuevo Presidente y un vicepresidente, que durará en el cargo cuatro años.
Cada día, la posibilidad de que Trump sea el sucesor de Barack Obama, está dejando de ser una simple broma de mal gusto, para convertirse en un riesgo real.
En México se advierte, que de llegar a la Presidencia de la República, Trump podría disponer una de las más feroces cacería de mexicanos indocumentados, para su deportación. Incluso, que adopte acciones que podrían implicar el inicio de la tercera guerra mundial.
El tema de la sucesión presidencial estadounidense y la posible llegada de Trump a la Presidencia de Estados Unidos, fue tocado por el Presidente Enrique Peña Nieto, en su visita a Baja California, esta semana.
El gobierno de la República, indicó, será respetuoso del proceso electoral estadounidense, “pero estaremos vigilantes de que también se respeten los derechos políticos de los mexicanos en el vecino país”, señaló.
Si los estadounidenses insisten en seguir apoyando a Trump, pueden decirles que los mexicanos tienen un “sayo” o rival. Se llama Andrés Manuel López Obrador. Si muchos mexicanos le temen a Amlo, ha de ser el terror de los estadounidenses.
Entonces sí que sería realidad lo de la barda fronteriza que propone Donald Trump. Sería catastrófico, para ambos países.
En Estados Unidos, se desataría una feroz cacería de indocumentados latinos. Los gueros tendrían que desempeñar puestos de trabajo, mal pagados, que hoy solamente los indocumentados se atreven a ocupar.
Los gueros tendrían que consumir, lo que actualmente tiran a la basura o que descargan al sur de la frontera con México.
Mientras tanto, en el lado mexicano, los niveles de pobreza se generalizarán y descenderían aún más, aumentaría el desempleo y con ello la delincuencia. La frontera mexicana se convertiría en centros de concentración infrahumana.
Sin duda alguna, de llegar Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos, afectaría el panorama político de México. Un rival belicoso, del lado mexicano, sería peor que una bomba atómica.
Trump, no es una broma, es un peligro real e inminente. Amlo también.