Por : Gilberto LAVENANT
Tijuana BC 1 de mayo de 2016 (GT).- El conflicto del transporte público de Tijuana, está eclipsando las campañas políticas. En especial, las de aquellos candidatos que pretendieron sacar raja de este asunto.
Tal es el caso de Juan Manuel Gastélum Buenrostro, candidato a alcalde por el Partido Acción Nacional, quien supuso que se anotaría un “jon ron” al suscribir un convenio con dirigentes de los transportistas.
No imaginaba, que los efectos serían contraproducentes. Los usuarios del servicio del transporte público, que son bastantes, han reaccionado. Porque además de ser pésimo, y el más caro de la república mexicana, los transportistas amenazan con suspenderlo, en cualquier momento, para presionar al Alcalde Jorge Astiazarán Orcí, para que ceda a sus reclamos.
A tal grado llegó el efecto negativo, por la postura asumida por Gastélum Buenrostro, que tuvo que venir el dirigente nacional blanquiazul, Ricardo Anaya, para acudir a su rescate.
Supuestamente, “El patas” impactó a muchos al suscribir un convenio en el que se comprometía con los transportistas a echar abajo las reformas del cabildo al Reglamento del Transporte Público, en caso de que voten a su favor y llegue a ser alcalde de Tijuana.
El candidato panista, ni siquiera se detuvo a reflexionar si es que quienes buscaban su apoyo, estaban en lo justo. Simplemente se comprometió a regresar las cosas como estaban, hasta antes de dichas reformas.
Muchos entendieron que esto implicaba el posible aborto del proyecto de modernización del transporte de Tijuana, conocido como ruta troncal. Los efectos nocivos en contra de la campaña de Gastélum Buenrostro, fueron enormes. No lo reconocen así, pero lo denota la preocupación que se refleja en el rostro del candidato. Se refleja, en el cambio de discurso político.
Cuando la firma del compromiso, con dirigentes de los trasportistas, Juan Manuel mostraba una sonrisa, de oreja a oreja. Ahora, se duele por el error cometido. Sobre todo, porque todos le señalan que “metió las patas”.
Cabe observar que, a partir de entonces, empezaron a circular en las redes, las críticas respecto al pésimo y caro transporte público de Tijuana. Y también las críticas en contra del candidato panista, por tratar de convertirse en protector de los transportistas.
De paso, los transportistas subieron el tono de sus reclamos a las autoridades municipales. Como no lograron doblegar al alcalde, para que diera marcha atrás, en forma fulminante, a las reformas a la legislación del transporte, estallaron en amenazas de que paralizarán el transporte y loquearán los accesos a las puertas fronterizas de Otay y San Ysidro.
Preocupados por estos efectos negativos en la campaña de su candidato, los panistas, desesperados, pidieron el auxilio del líder nacional del PAN, Ricardo Anaya.
Más por compromiso, que por otra cosa, Anaya vino unas horas y mostró un discurso totalmente distinto al de Gastélum. El candidato, solidario incondicional con los transportistas. Anaya, solidario simplemente con los usuarios del servicio.
“No descuidemos que la prioridad es la gente que utiliza el servicio, ellos se merecen un transporte de calidad esa es la gran prioridad y lo tenemos absolutamente claro, queremos que la gente pueda llegar más rápido a su trabajo, que vaya en una unidad de buenas condiciones, que se pueda transportar con seguridad, esa es nuestra prioridad”, diría Anaya.
No hubo, en los eventos de Anaya, presencia de transportistas. Parece ser que más bien los eludió. Se trataba de rescatar la campaña de Gastélum, que había metido las patas, al comprometerse con los transportistas. Lo peor que pudo haber hecho.
Falta observar, cuál será la postura de Gastélum Buenrostro, si los transportistas insisten en su postura retadora y efectúan la megamanifestación que han anunciado y que trastornaría el tránsito, por las principales vialidades de la ciudad. Táxis y autobuses, con propaganda a favor del candidato panista, fastidiando a los tijuanenses.
En principio, se sabe que en el Partido Revolucionario Institucional, están pensando seriamente en jalar las orejas a los priístas involucrados en este asunto, pues con sus actitudes agresivas, independientemente de que sean para defender su patrimonio, como afirman, están afectando las campañas de los candidatos tricolores.
No se cree, que el candidato del PAN, Juan Manuel Gastélum Buenrostro, sea tan tonto de sacrificar su proyecto político, por la perpetuidad de un servicio de transporte público, pésimo y caro, como el de Tijuana.
Ya metió “las patas”. Seguramente el dirigente nacional, Ricardo Anaya, al venir a su rescate, le advirtió que la había regado. Si no rectifica, pagará las consecuencias el 5 de junio próximo.