Tijuana, B. C., 26 de febrero de 2017 (GT).- La construcción de un nuevo muro entre México y Estados Unidos no solo es en algunos sentidos inútil, sino que agudizará los impactos al medio ambiente causados por la valla metálica actual, al fragmentar corredores biológicos y ecosistemas, limitando el cruce de personas y de muchas otras especies terrestres.
Así lo consideró José Carmelo Zavala Álvarez, director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental (CIGA), afirmando que hoy el muro que ya existe en mil de los tres mil kilómetros de frontera no evita que, por ejemplo, el aire contaminado de Los Ángeles llegue hasta Tijuana y el de Tijuana impacte a San Diego, porque se trata de un solo ecosistema.
“El ecosistema es uno, podemos vivir en paz o fragmentarlo y pagar las consecuencias, pero la naturaleza se impondrá al final, porque a un solo ecosistema no le importan las barreras artificiales de las fronteras; los ejemplos de colaboración son un aprendizaje, una lección, una metodología a tener en cuenta para relacionarse entre vecinos”, expresó.
Opinó que la poca eficacia del muro actual para frenar el flujo de la especie humana y el daño colateral ambiental, son aspectos en los que Estados Unidos debería analizar costos y beneficios, porque la historia ambiental es una lección para orientar lo productivo de un vecindario amigable, con mejor calidad de vida para las partes, y también una lección para las fronteras internas, entre los propios vecindarios nacionales.
“En las primeras dos semanas de febrero, más de 500 millones de litros de agua residual cruda, sin tratamiento, cruzaron de Tijuana a San Diego, impactando el Humedal del Río Tijuana en Imperial Beach, porque esta cuenca hidrológica drena al norte de manera natural; en este caso, ¿el daño en la naturaleza y en la economía es un problema de Estados Unidos?, ¿y el muro? En esta región ya existe”, recalcó.
Comentó que el muro que divide a ambos países fragmenta corredores biológicos y ecosistemas, limitando a lo largo de toda la frontera la movilidad de especies terrestres de mayor tamaño, como osos, pumas, cimarrones, coyotes, venados, entre otras, cuando debería aprenderse más de los casos exitosos de colaboración.
“En colaboración con México, Estados Unidos introdujo con éxito en San Pedro Mártir el Cóndor de California, una especie que se extinguió en San Pedro Mártir hace muchos años, hasta que con el apoyo del país vecino se liberaron algunos en este parque nacional, donde hoy ya vuelan y se reproducen”, recordó el director del CIGA.
Enfatizó que por muchos años Estados Unidos ha invertido en agua y drenaje en Tijuana para evitar justamente casos como el derrame de agua residual ocurrido en días pasados, además de que ha invertido en las estaciones de calidad de aire en Tijuana, por lo que esta frontera norte puede ser un ejemplo de la vecindad que le conviene a ambos países.
Zavala Álvarez agregó que también las carreteras, los cercos de ranchos y hasta la propia mancha urbana, fragmentan y causan daños semejantes a los que traerá el muro, ocasionado que las poblaciones de muchas especies se aíslen y se vicien genéticamente, limitando su alimentación y reproducción, entre otros impactos negativos.
“En colaboración, México y Estados Unidos intentan revivir el Delta del Colorado, considerando por primera vez al medio ambiente como un usuario del agua de la cuenca del Colorado; con un vecino como California, líder mundial en temas ambientales, Baja California se beneficia y la colaboración que se da en esta frontera puede ser el ejemplo de vecindad para los tiempos difíciles que enfrentan ambos países”, finalizó.