Por : Gilberto LAVENANT
Tijuana BC 4 de marzo de 2015 (GT).-La renuncia, separación o cese, de Liliana Sevilla, que implicó su retiro de la titularidad del Instituto de la Mujer, en Tijuana, supuestamente por la publicación de un mensaje homofóbico, en las redes sociales, debe ser tratado con más seriedad.
No es lo mismo, que una persona, común y corriente, ajena a cualesquier nivel de la administración pública, utilice cualesquiera de las redes sociales, para publicar tal o cual cosa, a que lo haga alguien que desempeña un puesto público.
El particular, puede hacer, con su vida privada, lo que le plazca. Como dicen, “cada quien hace de su vida un papalote”.
Caso totalmente diferente, cuando quien hace manifestaciones de carácter político, religioso e incluso social, que de cualquier forma generen una mala percepción o idea en la población, desempeñen una función pública. Más aún, cuando la autora está al frente de una institución, cuyo propósito fundamental es apoyar a los grupos vulnerables. En especial a las mujeres.
Aunque sea, como una simple broma, el hecho de que la ahora extitular de Inmujer, publique en su face : “Qué tal si lo mio está en Europa y yo aquí sufriendo con estos indígenas”. Esta fatal.
Si ella simpatiza con el sentido de esa frase, y por lo tanto lo hizo suyo, al publicarlo, aunque no sea de su autoría, da a entender, que es chocante, soberbia, y le resulta repugnante tratar con personas de piel morena, como los son el común de los mexicanos.
Como funcionaria pública, debe rechazar cualquier expresión que denigre a la raza humana. Pero, si por el contrario, las adopta como propias y las difunde, alienta que alguien las repita y las lleve a la práctica.
Ha de ser “horrible”, para personas como Liliana, que siendo de piel blanca, hayan nacido en México y tenga que convivir –ella dice, sufrir- con mexicanos, a quienes, tal parece, los considera inferiores, tan solo por el color de la piel o por sus razgos indígenas.
Tan grave es esto, que teniendo la obligación de atender a mujeres en desamparo, muchas de ellas, le implique un enorme sacrificio el tener que tratarlas, cuando –supuestamente- ella tiene raíces europeas. Aunque ella “traiga el nopal en la cara”. Expresión esta que aunque comúnmente se utiliza de manera peyorativa, debe ser motivo de orgullo para todo mexicano.
Así es que, si su expresión homofóbica, ocasionó su cese, separación o renuncia, de la titularidad de Inmujer, al final de cuentas, fue para favorecerla. Para que ya no siga “sufriendo”, al tener que tratar a las indígenas mexicanas.
Sin embargo, eso es tan sólo uno más de los deslices que ha tenido la ahora exfuncionaria. Se recuerda, entre otras cosas, cómo es que se sumó, a quienes por redes, se dedicaron a prevenir a los conductores de autos “chocolates”, sobre la ubicación de los retenes del SAT.
Es evidente, que Liliana tiene un alto grado de inmadurez. Su comportamiento es el de una chamaca rebelde, insensata, falta de sentido común. Con un alto grado de inmadurez.
Como particular, puede simpatizar o solidarizarse con cualesquier movimiento popular, o manifestarse en contra de acciones de gobierno, que le puedan parecer injustas y excesivas.
Pero como funcionaria pública, es algo grotesco, ridículo y deleznable. Le pagan por desempeñar un servicio público y por lo tanto, lo menos que debe hacer es respetar y promover el respeto a las instituciones y a las acciones de gobierno,
Dicen por ahí que es de tontos, “darle de patadas al pesebre”. Total, si las acciones de gobierno, le resultan injustas, y las desea criticar, que “se baje del caballo” y se una con los de a pie. Como una proletariada, hasta le aplaudirían sus posturas antigobiernistas.
Pero eso es muy distinto a utilizar proclamas que deningran a la sociedad. Incluso en el caso de que fuese “de sangre azul”, o simpatice con las ideas fascistoides.
Lo interesante es que, hasta antes de su cese, renuncia o separación del Inmujer, se habló sobre la posibilidad de ser postulada como candidata a diputada federal por el PartidoVerde Ecologista de México. Sería el colmo. Además de arrogante y déspota, casi chilanga.
Este es un claro ejemplo, de la marcada inmadurez política de muchos mexicanos. Se involucran en la política, no porque aspiren o les anime el servir a la comunidad de que forman parte, sino para acumular riquezas mal habidas.
Porque, han de decir, que si la política dá poderío económico y un status social alto, bien vale la pena sacrificarse y sufrir atendiendo a los indigenas mexicanos. Total, luego de una jornada de trabajo, pueden rociarse desinfectante, para eliminar de su cuerpo las impurezas que hayan adquirido al atender a personas de bajo nivel social. Ella, ha de estar acostumbrada, a relacionarse solamente con la realeza.
Por todo ello, y por muchas cosas más, es que la administración pública en México, anda mal. Los políticos se suponen “señoritos” y las, mujeres, “doncellas de la corte”, que están con la esperanza de que llegue su “príncipe azul”.
Como diría Derbez : “Qué horrible”, “Qué horrible”, creerse de “sangre azul” y tener qué convivir con indígenas mexicanos. Ese es el caso de “Lady Europa”.
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