Tijuana, B. C.,6 de mayo de 2018 (GT).- La cuenca del Río Tijuana está incluida en el proyecto trinacional “Impulso de soluciones comunitarias al problema de la basura marina”, que busca desarrollar capacidades locales para prevenir, minimizar y manejar los desechos antes de que se incorporen a corrientes de agua y océanos.
Así lo destacó el ingeniero José Carmelo Zavala Álvarez, director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental (CIGA), explicando que el proyecto es coordinado por la Comisión para la Cooperación Ambiental (CCA), dado que Canadá, Estados Unidos y México son importantes generadores de basura marina de origen terrestre.
Recordó que la CCA es una organización intergubernamental que apoya la cooperación entre los tres países socios del Tratado de Libre Comercio de América del Norte para atender asuntos ambientales de preocupación común, especialmente retos y oportunidades ambientales derivados del libre comercio de la región.
“Con un presupuesto de medio millón de dólares se desarrollarán dos pilotos en Norteamérica, uno aquí en la cuenca de Río Tijuana y el otro en el Mar de Salish en Burnaby, una ciudad canadiense de la provincia Columbia Británica”, comentó.
Según se afirma en el Plan Operativo 2017-2018 del proyecto, además de afectar cursos de agua compartidos, la basura marina tiene impactos de mayor alcance a escala mundial, en la economía que depende de los océanos, los recursos pesqueros, el transporte marítimo, la salud humana y el medio ambiente.
“Se calcula que, tan sólo en 2010, Canadá, Estados Unidos y México aportaron en conjunto cerca de 384 mil 726 toneladas de desechos plásticos de origen terrestre que se depositaron en aguas oceánicas de todas partes del mundo”, mencionó José Carmelo Zavala, citando el plan operativo del proyecto.
Dicho plan operativo, que se propone alcanzar resultados antes de junio de 2019, expresa que se busca subsanar la actual falta de coordinación intergubernamental entre Canadá, Estados Unidos y México para reducir de manera eficaz la basura procedente de fuentes en tierra y evitar su introducción al entorno marino y para lograrlo plantea tres vías.
Se trabajará -afirma el plan- con sectores interesados, incluidos jóvenes y comunidades indígenas para: describir el problema de la basura marina en sitios piloto ubicados en cuencas hidrográficas fronterizas compartidas; identificar e instrumentar soluciones viables para afrontar desafíos locales, y ofrecer recomendaciones a tomadores de decisiones.
Zavala Álvarez dijo que el pasado viernes 4 de mayo la CCA patrocinó un taller orientado a reducir la basura que llega al mar desde el Río Tijuana, taller convocado por Wildcoast, la organización que dirige Serge Dedina, el alcalde de Imperial Beach, con la colaboración de la Semarnat y la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA).
José Carmelo Zavala señaló que en el taller se habló del esquema depósito-reembolso, muy exitoso en el reciclado de aluminio y no exitoso -por incompleto- en el caso de llantas usadas en el flujo fronterizo; asimismo, se planteó la necesidad de agregar valor a estos materiales en la parte alta de la cuenca para retenerlos y que no sean basura en el mar.
“Faltan estímulos económicos de mercado en el eslabón débil de la cadena de valor de las llantas de desecho, sobre todo en la micro-recolección y el pequeño acopio; deben articularse coherentemente las políticas públicas, porque algunas no solo divergen, sino que son contradictorias o tienen estímulos perversos, como cobrar el ingreso de basura en el relleno sanitario o en el acopio de llantas”, opinó.
Añadió que debe crearse una red de multiplicación, volviendo núcleos a los espacios públicos de encuentro comunitario y aprovechando la infraestructura urbana existente, como podrían ser escuelas, iglesias, abarrotes, ferreterías y, en general, todo el sector comercio y servicios.
“Debe existir mayor congruencia con el objeto, sentido y misión del proyecto y la CCA, pues deben implantarse medidas de bajo costo en el manejo de residuos y, en cambio, se gastaron tres mil dólares en un taller de 30 personas, lo cual es algo bochornoso que cuestiona el espíritu y compromiso de los actores”, consideró.
Enfatizó que falta mayor aproximación al vecindario, no como ocurrió con el taller realizado en Imperial Beach, que contó con muy pobre convocatoria para los actores vecinos, y agregó que debe darse continuidad a proyectos y al trabajo de grupos civiles, en un espíritu de colaboración, no de competencia por fondos y recursos, siempre con transparencia.
Añadió que debe disminuir la subcontratación de grupos pequeños y locales con trabajo de campo, por parte de las grandes organizaciones que, si bien son de la sociedad civil, actúan igual que grandes corporativos con fuerte capacidad de gestión para acceder a recursos internacionales que luego administran subcontratando a pequeños grupos locales.