Las “estrellas”

Por: Gilberto LAVENANT

Tijuana BC 5 de marzo del 2016 (GT).- La política se maneja con sentido mercadológico : no importa que tan eficientes o efectivos sean, los personajes. Lo que importa es que sean conocidos.

Como cualquier producto en el mercado. Podrán ser pésimos, pero una buena campaña mercadológica hace maravillas.

Por eso, cuando se van a sacar a la venta, hay que buscar una mujer hermosa o un joven guapo, para promover la especie de que son consumidos por mujeres lindas o individuos atractivos.

Es algo absurdo, pero eso es lo que ha llevado a los partidos políticos a tratar de politizar a las “estrellas”. Gente del espectáculo, deportistas, artistas, periodistas, comunicadores, payasos, luchadores.

Personas que no saben nada de política. Que no entienden que es la política. Pero que son harto conocidos. “Productos” que ya están muy vendidos, y que los electores los “comprarán”, aunque luego comprueben que no sirven para nada. Como la mayoría de los políticos.

Bajo estos principios, “mercadológicos”, es que prefieren postular políticos que ocupan algún cargo, que son conocidos solamente porque aparecen en los medios constantemente, regalando cobijas o despensas, aunque nunca se hayan esforzado por realizar labores sociales.

Por eso se da el “chapulineo”. La “fama” lograda en un cargo público, sirve de base para lanzarse por otro.

Este es un “juego” a valores entendidos. Los dirigentes partidistas, tratan de aprovechar la proyección de ciertos personajes, en lugar de preparar a militantes de sus respectivas organizaciones.

Por su parte, los “agraciados”, se dejan querer, y le entran a la política,

básicamente, porque la política, es casi como el espectáculo. Los políticos están constantemente en los “escenarios”, trabajan poco y les pagan muy bien. Sobre todo esto, los fabulosos sueldos de los artistas, que generalmente no corresponden al esfuerzo que realizan.

Y no arriesgan “el pellejo”.

Por ejemplo, doña Jacky Nava, aunque sea de mera exhibición, termina toda vapuleada, luego de cada función. En la Cámara de Diputados, a dónde la llevaron, lo único que tiene que hacer es levantar la mano, cuando así se lo indiquen, para aprobar alguna propuesta.

Seguramente doña Jacky ya está convencida, de que andaba equivocada. En la política gana muy bien, quizás no tanto como boxeadora profesional, pero no sufre, físicamente. El problema es que se va a mal acostumbrar. Ya no va a querer volver a subir al cuadrilátero.

Este “fenómeno”, por llamarle de alguna forma, está afectando a la política, porque está deteriorando la imagen de los políticos. Siempre los mismos, sin “oficio político”, huecos e insensibles. Verdaderos “cartuchos quemados”.

Se quejan del desinterés de los electores por acudir a las urnas, pero con esos personajes, harto conocidos –demasiado conocidos- no dan ganas de acudir a votar, por alguien cuya ineficiencia está más que comprobada.

En algunos casos, llama la atención, generar en los electores la ilusión o presunción, de que votaron por Cuauhtémoc Blanco, por ejemplo. Pero no es lo mismo patear la bola, que enfrentar la bola de problemas, que implica la función pública.

Solamente falta, que los partidos políticos designen “buscadores de talentos”, que traten de identificar a los personajes más sobresalientes de los espectáculos, o deportes, que podrían ser excelentes prospectos políticos, bajo los principios mercadológicos que actualmente rigen la política.

Así mismo, se abre una nueva opción para estos personajes. Si logran un buen “rating”, pueden ser “contratados” por algún partido político, para lanzarlos como candidatos a algún puesto de elección popular.

Las aptitudes no cuentan, mucho menos las cuestiones ideológicas. Simplemente que ya hayan superado los efectos del miedo escénico y que sean fotogénicos.

El maquillaje es buenísimo, para ocultar o disimular, fallas o defectos estéticos de las personas.

Por lo que respecta a los problemas de personalidad, la soberbia o timidez, tarde que temprano logran superarse, con cursos o asesoría de imagen.

Hay muchas similitudes, entre los artistas y los políticos. Ambos son falsos y simuladores, hipócritas e insensibles. Mentirosos.

En cada presentación, actúan. Fingen, según las exigencias del papel asignado.

Los artistas, al igual que los políticos, están acostumbrados al aplauso y a las sonrisas falsas.

En los cursos de capacitación política, se deben agregar clases de arte dramático, o aquellos necesarios para detectar y proyectar el talento artístico de las personas. Total, si no son una cosa, pueden ser la otra.

Los que no tengan oportunidad de desarrollarse en la política, pueden intentarlo en el espectáculo. Casi es lo mismo.

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