Por : Gilberto LAVENANT
Tijuana BC 11 de mayo de 2015 (GT).- Los observadores y analistas políticos, coinciden en señalar, que la problemática de los jornaleros agrícolas, en el Valle de San Quintín, ha sido manejada con suma torpeza. Los torpes, se han excedido.
Hablar de torpeza, en un particular, es algo preocupante para sus cercanos, pero hasta ahí. Se tiene la confianza de que algún día, superará esa situación. Pero cuando se tiene un cargo público, es más que una desgracia. Es un peligro social.
En San Quintín, los trabajadores agrícolas, durante años han sido explotados, en condiciones de esclavitud. Cuando decidieron salir a la calle y bloquear la Carretera Transpeninsular, es porque ya les resultaba intolerable. La torpeza de los gobernantes, de todos los niveles, los llevó a solapar y proteger a los agricultores, en lugar de exigir o verificar, que respetaran y cumplieran al menos con las condiciones mínimas de seguridad, salud y laborales.
Cuando esto estalla, la torpeza de la administración estatal, encabezada por el gobernador Kiko Vega, les llevó a simular que estaban atendiendo la situación, fabricando un panorama mediático, en el que la problemática estaba resuelta.
Primeramente, les aplicaron la “ley del garrote”. El diálogo con policías, es imposible. La fuerza bruta, generalmente carece de inteligencia. La falta de inteligencia, convierte a los individuos en simples bestias. Las acciones policiacas, se justificaron medianamente, cuando además del bloqueo de la Transpeninsular, recurrieron al saqueo de establecimientos comerciales y daños a instalaciones de gobierno.
Aún en situaciones extremas, los conflictos sociales se resuelven mediante el diálogo. En este caso, la torpeza oficial, les llevó al uso de la fuerza pública. En segundo término, la simulación y a desarrollar un “diálogo de sordos”, entre patrones y autoridades, por una parte, y dirigentes de trabajadores agrícolas, por la otra. Como era de suponerse, no se llegó a ningún acuerdo, aunque la voz oficial anunció que ya todo estaba arreglado.
La verdad es que todo fue mero simulacro. Simularon que habían revisado los ranchos, y aseguraron que no encontraron nada malo. Que todo estaba en perfectas condiciones. En especial los campos agrícolas de funcionarios estatales, de compas y amigos, aunque fuesen señalados como los principales explotadores. Tal fue el caso de Manuel Valladolid, Secretario de Fomento Agropecuario.
Son unos 520 ranchos. Quien sabe cómo le hicieron para reivisarlos todos, si la Secretaría de Trabajo y Previsión Social, solamente cuenta con un inspector del trabajo en San Quintín y unos 20 a nivel estatal.
Simularon una solución, mediante un convenio entre los patrones y los dirigentes de los sidicatos blancos, aparentando acordar un aumento salarial, en base al cual, mediáticamente, dieron por resuelto el problema.
El “circo” se cayó, cuando los trabajadores agrícolas decidieron hacer una marcha, pasando por Ensenada, Playas de Rosarito, Tijuana, Tecate y Mexicali. Pretendían ser recibidos por el Gobernador Kiko Vega en la capital del estado, pero ni la nariz le vieron.
Hace un par de semanas, llegá a San Quintín, para dizque solucionar de tajo la problemática de los jornaleros, el hombre fuerte del gobierno del Presidente Peña Nieto, el Subsecretario de Gobernación, Luis Enrique Miranda Nava. El funcionario federal, no conocía el problema, a tal grado que en reunión que encabezó, simplemente se repitió lo ya señalado en las supuestas “mesas de negociación”.
Miranda, también actuó torpemente. No entendió la urgencia de resolver esto y simplemente se comprometió a regresar 15 días después, para ver los resultados. El pasado fin de semana, se cumplía el plazo. Molestos por su ausencia, los jornaleros deciden manifestar públicamente su malestar. Luego dirían, que hubo un mal entendido. Que el funcionario federal dijo que regresaría en 15 días, pero hábiles, y no naturales.
En esta ocasión, las acciones de los jornaleros agrícolas, fueron más intensas y violentas. Tomaron e incendiaron instalaciones de gobierno, unidades policiacas, campos agrícolas y bloquearon la circulación por la Transpeninsular.
De nueva cuenta, la torpeza oficial se hizo patente. Los jornaleros fueron frenados bruscamente, con la fuerza pública. El “diálogo” se entabló mediante balas de goma y sometimiento feroz. La situación se puso tan delicada, que se habló de pérdidas humanas. Al final, no hubo tales, pero las huellas de la agresión policiaca, fueron más que evidentes.
Las cosas en San Quintín, están más delicadas de lo que muchos imaginan. Los abusos y violaciones de derechos humanos, asemejan hierba seca. Los torpes funcionarios, en lugar de atender los reclamos de los jornaleros agrícolas, pareciera que quisieran alentar una conflagración general. La lógica indica que el fuego se combate con agua. Ellos, absurdamente, le echan más leña a la hoguera.
Sin duda alguna, el principal responsable de todo esto, y de lo que pueda ocurrir en cualquier momento, es Kiko Vega. En los momentos más álgidos, este fin de semana, convivía plácidamente con funcionarios de la UABC, en San Felipe. Eso, es una torpeza.
El torpe es incapaz, inepto, obtuso, negado, desmañado, incompetente, tardo, nulo, inútil, cerril, desastre, zote, zopenco. Lo contrario de ágil, inteligente, ligero, hábil, preciso, eficiente.
La torpeza en un ciudadano, es simplemente una deficiencia humana. En un gobernante, es una calamidad y un peligro social. Déjen a un torpe manejar un auto, seguro que chocará en cualquier momento. Déjenlo gobernar, y lo lamentarán profundamente.
gil_lavenants@hotmail.comLAVENASNT