Por : Gilberto LAVENANT
Tijuana BC 8 de febrero de 2015 (GT).-En materia de obras y servicios públicos, se deben establecer prioridades, atendiendo el grado y tipo de necesidad, costo y beneficio de los mismos. Hacerlo, por mero lucimiento u ocurrencia, puede resultar contaproducente e inútil.
La creación de una ciclovía, o sea el trazo de una vialidad especial, para el uso o circulación de bicicletas, está generando controversias y críticas. En especial al gobierno municipal de Tijuana, porque, muchas personas no la consideran una prioridad y además, porque generará más efectos nocivos, que beneficios.
Los argumentos en contra, son que se está reduciendo la capacidad de las vialidades, ya de por si congestionadas e insuficiente para el enorme tráfico vehicular, el poco uso de las bicletas y lo antifuncional, si se trata de fomentar este tipo de transporte, por las grandes distancias entre las zonas residenciales y los centros de trabajo
Sin duda alguna, lo más criticable, es que en algunas partes, se están colocando cuadros o cajas de cemento, que representan un serio obstáculo para la circulación vehicular, en especial vehículos de transporte público, que no podrán efectuar labores de ascenso y descenso de pasaje y la nula información oficial sobre este proyecto.
Así mismo, la poca cultura respecto a la posible utilidad y supuestos beneficios de este tipo de rutas, al grado de que, aunque aún no se concluye, es utilizada como estacionamiento de vehículos, en cierta forma debido a la falta de estacionamientos públicos y a la vez, por falta de concientización al respecto.
La poca información que ha surgido, sobre la ciclovía, es que es un proyecto del Instituto Metropolitano de Planeación, conocido simplemente como Implan, pero parece que nadie lo conoce con exactitud. Ni la ruta, ni el alcance.
Los señalamientos y quejas que han surgido, al observar la instalaciones de los cajones de cemento, para separar la ciclovía, del resto de carriles para la circulación de autos y vehículos de transporte público, ha obligado a las autoridades municipales a reconocer que tendrán que hacerse algunas correcciones o rectificaciones.
Cabe observar, por si alguien no lo sabía, que esto forma parte del llamado Plan Estratégico de Baja California, 2013-2019, de la Secretaría de Infraestructura y Desarrollo Urbano, o sea Sidue, a cargo del Ing. Manuel Guevara Morales.
Se identifica bajo el número 10, el “Plan de Ciclovias y Andadores Peatonales”. Se le describe en los términos siguientes : “Fomentar el uso de la bicicleta como modo de transporte urbano es algo que se está dando en muchas ciudades hoy en día. Una tendencia relacionada con la reciente conciencia de los numerosos beneficios y de las sustanciales ventajas que su aplicación aporta desde diferentes puntos de vista; medio ambiente, urbano, salud, economía, movilidad en las áreas urbanas, así como a las necesidades cambiantes de la población. La ciclovía propuesta, conjuntamente con un sistema de bicicleta pública como una etapa subsecuente ofertaría gran beneficio a la movilidad urbana de la zona en el entorno del sistema”.
Según esto, el plan se pretende aplicar, para fortalecer la infraestructura de las ciudades de Tijuana, Playas de Rosarito y Ensenada, con una inversión de 200 millones de pesos, de los que el gobierno estatal aportaría 100 millones de pesos y los gobiernos municipales otros 100 millones, siendo SIDUE la responsable del proyecto.
Así mismo, se observa que el objetivo del proyecto es : “Cultivar la idea de la diversificación del transporte en las ciudades a través del impulso del uso de bicicletas, mejorar notablemente la calidad de los proyectos urbanos, mejoras en tiempos de traslado, salud, equidad, seguridad vial y personal, en el medio ambiente y en el atractivo turístico de las ciudades”.
Describen los supuestos beneficios, como : “Alternativas de movilidad urbana, seguridad para los ciclistas con tramos exclusivos bien definidos, promoción de actividades deportivas y recreativas, restar contaminación, conveniencia vehículo-bicicleta”.
Seguramente algún político bajacaliforniano, viajó a alguna metrópoli internacional, y observó la enorme cantidad de personas que cotidianamente se transportan en bicicletas. Pero, sin duda alguna, era una ciudad con una enorme zona urbana, en la que resulta práctico y barato, además de cómodo, el uso de la bicicleta, que pueden estacionar en cualquier parte y porque existen zonas especiales para ello.
Sin embargo, olvidan que la traza urbana de Tijuana, no es como la de las grandes metrópolis. Imaginen a una persona, cuya vivienda se ubique en la zona éste de Tijuana, el tiempo que tardaría para llegar a las oficinas del Palacio Municipal, para realizar un trámite. El tiempo y los riesgos.
Le resultaría más cómodo, barato y seguro, tomar un táxi libre, sin exponerse a ser atropellado por automovilistas, sobre todo, conductores de vehículos de transporte público, que no respetan, para nada, las señales de tránsito. Mucho menos a un ciclista. Con mayor razón, si efectivamente el uso de este tipo de transporte se intensificara e invadieran las principales vialidades. Sería la locura.
Efectivamente, muchos bajacalifornianos utilizan la bicicleta. Pero no lo hacen, como medio de transporte cotidiano, sino como recreación o competencia deportiva. Aunque sea enorme el número de este tipo de deportistas, nada justifica, sembrar la ciclovía, en las vialidades más importantes, utilizando para ello un carril, más otro adicional, para el ascenso y descenso de pasajeros de vehículos de transporte público.
Se augura, que el proyecto será un rotundo fracaso y en poco tiempo se tendrá que aplicar recursos para eliminar la ciclovía. Como ocurrió con la ruta troncal, que promovió el exalcalde panista, Jesús González Reyes. Parece esto, una ocurrencia o capricho. Y no es, una prioridad.
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