Por : Gilberto LAVENANT
Tijuana BC 5 de mayo de 2015 (GT).- Una de las propuestas más comúnes, entre los candidatos a diputado federal, durante el actual proceso electoral, es el de comprometerse para que sea elevado el salario mínimo. Lo plantean, como si fuese algo fácil de lograr, cuando que se trata de una mera patraña.
Definitivamente, uno de los reclamos más generalizados, es el de que los salarios mínimos, no sirven para nada. Los políticos en campaña, aplicando aquello de que “el prometer, no empobrece”, aprovechan la situación y de inmediato se pronuncian a favor de que sean elevados.
Ciertamente, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, señala, en el Artículo123, que : “Los Salarios Mínimos Generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos”. La verdad es que no satisface ningunas de las necesidades de un jefe de familia. Ni siquiera la alimentaria.
A lo largo de la historia del país, los salarios mínimos, han sido solamente una tasa de esclavitud constitucional. Los patrones están obligados a pagar cuando menos el monto de los salarios mínimos. Pagar menos a los trabajadores, sería un genocidio. Observando que genocidio, es la aniquilación o exterminio sistemático y deliberado de un grupo social, por motivos raciales, políticos o religiosos.
Parece sencillo, presentar una iniciativa en el Congreso de la Unión, para elevar los salarios y ya. Como por arte de mágia. Para empezar, durante muchos años, se cometió el error de vincular al salario mínimo y sus incrementos, muchas disposiciones jurídicas. Se dice que está vinculado a más de 270 preceptos jurídicos, relativos a multas, pagos de créditos, prestaciones y prerrogativas de partidos políticos. Los créditos para vivienda del Infonavit, se fijan en salarios mínimos. El aumentarlos, por decreto, elevaría en esa misma proporción las deudas de los trabajadores.
En julio del 2014, el Partido Acción Nacional anunció se intención de realizar una consulta popular, a la par de las elecciones de junio del 2015, sobre la posibilidad o necesidad de aumentar el salario mínimo. Las autoridades electorales no la autorizaron, al igual que otras sobre tópicos diversos.
No obstante, los panistas, a través de sus candidatos en el presente proceso electoral, manejan como una de sus principales propuestas, la necesidad de incrementar el salario mínimo, y el compromiso de pugnar por lograrlo. Pero lo hacen de una manera tan simplista, que evidencia que se trata de una simple patraña.
Patraña, es una mentira complicada que se explica a alguien. Una mentira o noticia fabulosa, de pura invención. Una mentira complicada y grande, que una persona cuenta a otra.
Es propio de los políticos, el decir mentiras. Eso no tiene nada de raro. Lo grave es que abusen de las condiciones económicas de la mayoría de los mexicanos, para, con engaños, hacerles creer que si votan por ellos, sí les aumentarán los salarios. Mentirosos.
Ninguno de los candidatos a diputados federales, en esta contienda, que han manejado el supuesto de la posibilidad de aumento salarial, ha explicado o señalado, que aumentar el salario, es algo sumamente complejo. Para empezar, que habría que desvincularlo de disposiciones jurídicas diversas.
Y más complejo aún, que en la economía de cualquier comunidad, el salario, es solamente un factor. Y no es un factor aislado, como para jugar con este en forma arbitraria. El solo incremento salarial, repercute en el proceso inflancionario.
Para mejorar la economía doméstica de los mexicanos, se requiere hacer un estudio minucioso, para determinar, qué disposiciones jurídicas pueden y deben ser modificadas, para que mejore el ingreso de los trabajadores, o en su caso, que alivie o disminuya las cargas fiscales y el costo de servicios. Aún así, el proceso es lento y complicado.
Sería relativamente sencillo, si en principio se evitaran los costos adicionales, en productos y servicios, que genera la corrupción. Suman miles y miles de millones de pesos.
Si se redujera el aparato burocrático, en todas las instituciones de gobierno. Si se eliminaran instituciones ineficientes, trámites engorrosos y caros, proyectos fantasiosos y se eliminaran o redujeran cargas fiscales, tanto a trabajadores como a patrones.
Por ejemplo, la economía de los trabajadores, mejoraría considerablemente, sin necesidad de aumentarles el salario, si se les libera de la obligación de pagar “cuotas escolares voluntarias”, de comprar determinados y costosos uniformes para sus hijos, o cuadernos carísimos o el abandonar la costumbre de realizar eventos de “graduación”, al concluir cada nivel educativo. Hasta los pequeñitos de jardín de niños” se “gradúan”. Absurdo.
También mejoraría, si a los estudiantes en general, se les otorgan desayunos escolares, becas para libros, ayudas económicas para que continúen sus estudios y, sobre todo, fuentes de empleo, para que no se conviertan en “ninis” y se integren al aparato productivo.
De todo eso no hablan los candidatos a diputados federales. Quizás porque les falta imaginación y ganas de hacer bien las cosas. En especial los candidatos panistas, quienes enarbolan la bandera del aumento salarial y cínicamente proclaman : ¿Quién dijo que no se puede? ¡Claro que si se puede! ¿A poco no? Cuando que ellos no pudieron, o no quisieron hacerlo, durante 12 años que gobernaron al país. Meras patrañas.
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