Brincando trancas

Por : Gilberto LAVENANT

Tijuana BC 15 de abril del 2015 (GT).- En el sistema político mexicano, uno de los principios más radicales, y que se aplican con mayor rigor, es la discplina, en toda la extensión de la palabra.

Los políticos, no saben del libre albedrío. No tienen pensamiento propio o al menos, si lo tienen, tienen prohibido exteriorizarlo.

Generalmente, a los miembros de algún partido político, se les equipara a las ovejas, que siguen ciegamente a su pastor, aunque este las lleve al matadero.

Al igual que en las religiones, en los partidos, imperan los dogmas. Está prohibidísimo, cuestionar las decisiones, provenientes de la dirigencia nacional, que, supuestamente, representan o implican los deseos “del Señor de allá arriba”.

Esto, tratándose de designación, renovación o cambio de dirigencias, lo mismo que designación o asignación de candidaturas, a puestos de elección popular. A tal hecho, incuestionable, tradicionalmente se le identifica folcklóricamente como “dedazo”.

De poco valen, experiencia, capacidad, lealtad, principios. Sobre cualquier cosa, están los lazos de parentesco, los compadrazgos, el amiguismo, que semejan títulos nobiliarios.

Hay quienes se la pasan toda la vida, “haciendo talacha”, con la esperanza de que algún día, su partido los tome en cuenta y les asigne alguna candidatura. Pero se les acaba la vida y la esperanza muere con ellos.

Esta es la historia del priísmo. Viven sometidos y sojuzgados, hasta que un día, alguien por ahí –casos sumamente raros- se sale del huacal o “brinca las trancas”. La mayoría de esos “rebeldes”, buscan acomodo en otros partidos, principalmente los más pequeños o de reciente creación, donde les resulta más fácil escalar posiciones.

Algunos, cuando desertan de la “manada”, forman su propio partido político y se enquistan en el poder, como una camarilla de compas o parientes, quienes disfrutan de las posiciones y prerrogativas que por ley les corresponden. Hacen a otros, loque tanto les hicieron a ellos. La “democracia” ha generado muchos zánganos.

Con fecha domingo 12 de abril, José Osuna Camacho, exdirigente priísta local y exaspirante a la dirigencia estatal, se “brincó las trancas”, o al menos aparentó hacerlo, en tanto que sigue dentro del “redil”, dirigió una carta al Presidente del CEN del PRI, César Camacho, para recalcarle los males que aquejan al priísmo en el país.

Seguramente muchos priístas leyeron su contenido e incluso reconocen que piensan lo mismo que Osuna Camacho, pero cobardemente guardaron silencio. Saben perfectamente, que en política, la disidencia, equivale a rebeldía o indisciplina, y que eso implica muerte política.

Dice el priísta, a su máximo dirigente, que “Los eventos surgidos los últimos meses en nuestro país, han crispado a la sociedad, rebasando la capacidad de respuesta del estado mexicano y la clase política en su conjunto”.

“Existe en la población –indica- una evidente inconformidad con los partidos políticos, los integrantes de los poderes que conforman el estado mexicano y con quienes ejercen una función de representación ciudadana y de gobierno”.

Y agrega : “Los identifican como una élite cerrada que privilegia a sus propios intereses e impide la movilidad social, al formar, a través de los méritos de sangre, auténticas dinastías y estructuras familiares en la actividad política y de gobierno”.

Evidentemente preocupado por lo que ocurre en el país, enfatiza que : “Si a lo anterior le sumamos la actual condición económica y de marginación social en que subsisten más de la mitad de los mexicanos, estamos ante una situación de emergencia nacional, que exige, de quienes nos dedicamos por vocación a la política, el mayor de nuestro esfuerzo y dedicación”, para luego advertir : “Esta es la terca realidad, mostrarse autista, omiso e indiferente, además de la responsabilidad que conlleva , es un lamentable error político”.

Interesante el detallado planteamiento que hace Osuna Camacho, respecto a las condiciones y comportamiento del priísmo, ante la realidad nacional. Pero, como él mismo lo dice, ante gobernantes y dirigentes priístas, que padecen autismo político, son omisos e indiferentes.

Valiente, podría decirse, la postura de Osuna Camacho. Aunque quedó corto, pues no dijo nada de salirse del “redil”. No se atrevió a “brincarse las trancas”, por lo que, lógicamente, sus señalamientos quedan como simples exabruptos o desahogos, para luego continuar sumiso o sometido.

Igual que cuando alguien, a punto de estallar, saca su coraje en un grito o un mero pataleo en el piso. Ya desahogado, se ha de sentir aliviado, hasta que de nueva cuenta sienta que el priísmo vive bajo condiciones insoportables.

Aunque el mensaje de Pepe Osuna, dirigido a Camacho, lo hizo circular en las redes, o sea no fue con carácter de privado, que se sepa, ni uno solo de los priístas, se le adhirió. Todos optaron por “bajar la cabeza”.

Obviamente, por la simple y sencilla razón, de que es más cómodo ser “disciplinado” y adoptar el papel de “oveja sumisa”, que intentar “brincar las trancas”.

Sin duda alguna, hay priístas valiosísimos, pero que, precisamente por “disciplinados”, pierden su valor y quedan reducidos a simples ovejas. Dóciles, a la voz del amo.

gil_lavenants@hotmail.com

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