Tijuana merece aire sano y transporte a gas natural

Tijuana, B. C., 9 de abril de 2017 (GT).- El Sistema Integral de Transporte de Tijuana (SITT) debe ser rescatado por el actual Ayuntamiento, articulando políticas que antepongan la salud de la población, la economía y la protección del ambiente, mediante el uso de un combustible limpio, como el gas natural comprimido.

Así lo afirmo José Carmelo Zavala Álvarez, director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental (CIGA), recordando que el Ayuntamiento anterior dio un primer paso vital, pero no alcanzó a aterrizar el SITT y, en sus prisas por inaugurar, compró un primer lote de camiones a diesel, lo que va en contra de la salud y de la rentabilidad económica.

Luego de que al inicio de la actual administración, en sus primeras declaraciones como presidente municipal, Juan Manuel Gastélum dijo que se retomaría el camino para usar gas natural en las próximas compras, Zavala Álvarez precisó que esto es viable porque empresas que proveen camiones, como SCANIA y DINA, fabrican vehículos a gas natural.

“El precio del litro de gasolina y diesel anda entre los 17 y 18 pesos, el de gas natural es de 7 pesos, ¿se necesita otro argumento? En Tijuana tenemos gasoducto de gas natural y se ofrece para uso industrial, de modo que la posibilidad técnica y económica de usarlo en transporte público no es remota, sino muy próxima y, en últimos meses, el aumento de precios en gasolina y diesel lo hace más rentable económicamente”, opinó.

Por si faltaran argumentos, se refirió a la calidad de aire, pues con el uso de gas natural las emisiones contaminantes son entre 40 y 60 por ciento menores, además de que los vehículos a gas natural no requieren verificación ambiental, porque están exentos del Programa de Verificación Vehicular Ambiental (PVVA).

“Disminuirían las enfermedades respiratorias, sobre todo en niños y adultos mayores, algo que para las empresas representaría menos días laborales perdidos por incapacidades médicas; otro beneficio sería bajar la presión sobre el aumento de tarifas cada que suban la gasolina y el diesel, disminuyendo también el costo del mantenimiento”, añadió.

Además de que la calidad del aire mejoraría y con ello la salud pública, esto tendría un impacto benéfico en la economía familiar, provocando la sinergia en otros usuarios, pues una vez que el transporte público migre a gas natural, podrían empezar a usarlo también las flotillas de empresas de transporte de mercancías e incluso automóviles privados.

“El gobierno estatal daría un brinco en sus metas de sumar al transporte público al Programa de Verificación Vehicular por la vía de exentos, mientras que el gobierno municipal desactivaría la presión social en las tarifas y Tijuana podría recibir nuevos ingresos por la vía de los bonos verdes, al contribuir a mitigar el cambio climático”, recalcó.

El gobierno federal, agregó José Carmelo Zavala, impulsa el uso de gas natural en transporte para hacerlo más barato y limpio; esto a las empresas transportistas les resulta más rentable, amén de la responsabilidad social y ambiental que cada vez asumen con mayor compromiso, algunas, no todas claro.
“El precio del gas natural permite una expectativa de 50 años, como un combustible de transición que mejorará la calidad de vida de Tijuana; seguro en 50 años la tecnología nos ofrecerá otro menú para la movilidad urbana, pero hoy es éste, el gas natural que une a tres variables: economía, ambiente y sociedad, en una oportunidad estratégica, porque los intereses coinciden”, explicó.

Rescatar el SITT con camiones a gas natural, consideró, sería por fin una historia feliz que alimentaría el optimismo y construiría esperanza ante los retos gigantescos en materia de salud, protección al ambiente, economía y movilidad, además de que sería lanzar una señal desde Tijuana, desde una frontera en camino a la sustentabilidad.

Zavala Álvarez recordó que los Programas de Aire Limpio impulsados por el gobierno federal en los años noventa se agotaron por una larga historia de ineficiencia y bajo impacto, al carecer de liderazgo y “dientes” para hacerse valer, convirtiéndose en un catálogo maravilloso de buenas intenciones, elaborados en mesas de consulta.

“El Proaire 1.0 de Mexicali fue presentado en público, en un evento masivo en la Plaza del Centro Cívico de Mexicali por Ernesto Zedillo, entonces presidente de México, y Julia Carabias, entonces secretaria de la Semarnap, hoy Semarnat, dado que antes incluía la pesca”, recordó el director del CIGA.

Desde entonces, continuó, las evaluaciones y actualizaciones no han servido para articular políticas públicas en mejora de calidad del aire, han sido poco efectivas o no alcanzaron las expectativas creadas; el gobierno federal no ha sido capaz de sumar a gobiernos locales y a los ayuntamientos les resulta poco rentable políticamente la salud de la población.

“Ejemplos sobran: con el interés de mejora de combustibles y su regulación, el sector ambiental lanzó una Norma Oficial Mexicana y Pemex, el fabricante, se amparó legalmente para atorarla por siempre, estamos hablando aún del Pemex-gobierno; por increíble que parezca, es verídico, el gobierno no ha podido articular y ser congruente al interior de su propia estructura, eso es una tarea pendiente en los tres órdenes de gobierno”, finalizó.

Notas relacionadas

Stay Connected

0SeguidoresSeguir
0SuscriptoresSuscribirte

Lo ultimo