El destape del destape

Por Francisco Ruiz
Tijuana, B. C. 30 de noviembre de 2017 (GT).- Algunos me llamaron “brujo”, los menos me dijeron “profeta”, todo por acertar en mis conjeturas políticas y siempre con el viento en contra. Espero que en esta ocasión, resulte nulo aquello que reza el popular dicho de: “nadie es profeta en su propia tierra”, el tiempo lo dirá. Finalmente, el Presidente Peña consumó lo que desde hace bastante tiempo aseguré, al aceptar la renuncia de Pepe Toño Meade de la SHCP; y éste, a su vez, declarar oficialmente su intención para contender a la Presidencia de la República.

“¡Dedazo!”, acusan los timoratos, mientras se rumora del posible registro de otra precandidatura tricolor. Así, me surgen dos interrogantes: ¿el dedazo es exclusivo del tricolor? Y, de ser cierta la versión de otros precandidatos, ¿quiénes serán los leales priistas que se sacrificarán? Comenzaré por el final. Desde mi óptica, una precampaña amenguaría el señalamiento de imposición de un candidato, fortalecería la imagen demócrata al interior del PRI y permitiría promover la imagen del favorito durante la precampaña. En contra, darían fuerza a la crítica de la designación de un candidato.

En lo referente al dedazo, si bien fue una práctica cotidiana en el pasado y una atribución exclusiva del Presidente, hoy la realidad dista de aquel escenario. En primer lugar, ya no existe la hegemonía partidista, la legislación electoral ha sido transformada, el Presidente no es omnipotente y la sociedad ha evolucionado, al igual que los canales de comunicación.

Permitiendo sin conceder, que se trata del mismo contexto, los métodos por los cuales los candidatos del Frente y MORENA serán proclamados, son -dirían los abogados- agravantes. Andrés Manuel, el pretenso presidencial que lleva ¡12 años en campaña! Lo mismo militó en el PRI, fundó el PRD y luego MORENA. Un autoproclamado líder con tal simpatía, que se ungirá por la aclamación de SUS encuestas.

El Frente está haciendo como que hace. Cuenta con varios tiradores, unos serios pero limitados por la ambición de Anaya, otros son meramente soñadores. Como en su momento lo hiciera Roberto Madrazo, Ricardo Anaya quiere jugar al “chapulín” y saltar de la Presidencia del partido a la de México, se trata de un brinco inconmensurable. De darse, la elección interna del Frente carecerá de credibilidad y debilitará, aun más, al endeble PAN. El dedazo es un argumento inválido por obsoleto; para AMLO y Anaya, el autodedazo es lo de hoy.

Con Pepe Meade, queda de manifiesto que el PRI se ha abierto a nuevas fórmulas de participación democrática y, a su vez, mantiene firmes las tradiciones que desde su concepción lo distinguen como partido político. Un precandidato sin afiliación partidista, un simpatizante que unirá a las corrientes tradicionalista y vanguardista de la política mexicana.

P. S.- Como decía don Pedro Vargas: “Muy agradecido, muy agradecido y muy agradecido” con mis amigos en el estado, Ciudad de México, Houston, Chicago, Washington, D. C.; Bélgica y Honduras, por sus muestras de cariño con motivo de mi cumpleaños. Abrazo recibido y bien correspondido.

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