El camillero IV

Por: Gilberto LAVENANT

Tijuana BC 28 de febrero de 2016 (GT).- El paso de “El camillero”, por la Secretaría de Seguridad Pública Municipal de Tijuana, dibuja, una de las páginas negras de esta ciudad. La incapacidad y la inexperiencia, se reflejó en un incremento en la violencia e inseguridad.

Es público y sabido que bajo el mote de “El camillero”, se identifica a Alejandro Lares Valladares, de quien ahora se puede decir que es un “conchudo”, o sea que tiene “concha” dura. Bien podría ser el protagonista de : “Duro de tumbar”.

Prácticamente, desde su inicio al frente de la SSPM, fue criticado por su ineficiente labor. A mediados de 2015, los regidores del XXI Ayuntamiento lo acorralaron, al grado de pedirle su renuncia, estableciendo un ultimátum para que presentara un programa, una estrategia para abatir la violencia, o dejara el cargo.

Permaneció en el cargo, únicamente por su amistad con el Alcalde Jorge Astiazarán. Siete meses después, el propio Alcalde le pidió la renuncia, al reconocer que su amigo “El camillero”, no podía con el paquete. El aludido argumenta que se retira, por la “campaña perversa” que los medios de difusión desataron en su contra.

El “camillero”, es un personaje harto conocido para Palco de Prensa. Esta es la cuarta ocasión en que se le hace referencia, luego de que el propio alcalde confirmó su retiro.

La primera ocasión fue el martes 28 de abril del 2014, bajo el título de “El camillero”. El columnista comentaba entonces que : “Aunque para algunos puede resultar peyorativo, o sea despectivo, al secretario de Seguridad Pública Municipal de Tijuana, Alejandro Lares Valladares, la “tropa” de la corporación lo identifica como “el camillero” por su formación en los servicios de emergencia de la Cruz Roja”.

Señalaba que : “Es el jefe máximo de la Policía Municipal, pero sus subordinados no lo consideran policía. Estiman que no tiene formación policíaca y que, si bien es cierto, formaba parte de la corporación cuando el alcalde Jorge Astiazarán Orcí decidió designarlo como titular de la Secretaria de Seguridad Pública Municipal de Tijuana, casi fue por mero accidente”.

Hacía hincapié en que fue : “Algo así como estar en el lugar adecuado, en el momento adecuado. Se trataba de encontrar a alguien que fuese parte de la corporación, pero que no estuviese “maleado”. Era el oficial de enlace. Dominio del idioma inglés y excelentes relaciones con las autoridades policíacas del sur de California. Parecía estar a la medida de las necesidades”.

“Pero dicen –observaba- que nadie es perfecto, irónica o absurdamente, el nuevo Secretario de Seguridad Pública Municipal de Tijuana, no tiene formación policíaca. Quizás nunca ha portado un arma. Lo suyo, es la salud, no la seguridad pública. Su uniforme habitual es de color blanco, no el de “militar” que le heredó su antecesor, Alberto Capella”.

Advertía que : “Seguramente Alejandro nunca aspiró a tal cargo, pues su perfil y formación es en el ramo de la medicina. Al igual que Astiazarán, gran parte de su jóven vida -apenas tiene 36 años- la pasó en la Cruz Roja. Por eso le identifican como “El camillero”.

Recordaba que : “Lares nació el 28 de noviembre de 1978, en la Ciudad de México, Distrito Federal. En su curriculum, dado a conocer el 25 de noviembre del 2013, a unos días del inicio de la gestión del XXI Ayuntamiento, se indica que estaba cursando la carrera de Médico Cirujano en la Universidad Xochicalco, aquí en Tijuana”.

Bueno, también cursó la Licenciatura en Derecho, en Univer, así como una especialidad en criminalística, en la misma institución, “pero tal vez ni siquiera sabe en donde se encuentran los tribunales civiles o penales”, decía entonces el columnista.

También apuntaba que en su curriculum se anotaba que : “cursó un diplomado en alta dirección en el Cetys Universidad, otro en Justicia Criminal en una Universidad de Virginia y acudió a la Academia nacional del FBI, también en Virginia”. No se explica esto último, pero parece ser lo más cercano al ámbito policíaco, decía.

Recalcaba que era importante analizar todo esto, para saber en manos de quien estaba la responsabilidad de la seguridad pública de los tijuanenses y que, por lo visto, no eran precisamente las mejores. No porque fuese un mal elemento, sino porque no era el idóneo para tener a su mando una corporación policíaca como la de Tijuana, una ciudad con alta incidencia delictiva.

Luego refería su “experiencia profesional” : De 1993 a 1996, fue tramitador en la Agencia Aduanal Lares. Luego, de 1996 a 2006, se desempeñó como técnico en urgencias médicas en la Cruz Roja de Tijuana. Posteriormente, de 2006 a 2013, fue instructor de capacitación en la Escuela de Técnicas en Urgencias Médicas, en la Cruz Roja. Que, propiamente dicho, nunca fue policía, aunque llegó a ser el el jefe de la corporación.

Al día siguiente, miércoles 29 de abril de 2014, bajo el título “El camillero II”, el columnista volvió a hacer referencia a las “virtudes” de Lares Valladares.

Nuevamente el jueves 18 de diciembre de ese mismo año, bajo el título de “El camillero III”. En especial, destacaba el relajamiento que se estaba registrando en la corporación.

Entonces, el columnista observaba que : “Sin duda alguna, como ocurre en todas las corporaciones de seguridad pública, hay elementos positivos, eficientes y responsables, en la Secretaría de Seguridad Pública Municipal de Tijuana. Lo cierto es que, bajo el mando de “el camillero”, vestido de “general”, el relajamiento y los abusos, son más que evidentes.

Como en las viejas películas mexicanas, hoy puede decirse que este es el cuarto y último capítulo de “El camillero”. Tal vez reanude su carrera en la Cruz Roja.

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